Representantes de la iglesia católica en el estado de Oaxaca, mostraron su consternación, dolor y rechazo por el asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez, integrante de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
La Arquidiócesis de Antequera Oaxaca, representada por el arzobispo Pedro Vázquez Villalobos, lamentó este hecho ocurrido el pasado 20 de octubre en San Cristóbal de las Casas, “hecho que nos causa profunda consternación”, refirió.
“La Provincia Eclesiástica de Oaxaca expresa su dolor y rechazo por el asesinato del Padre Marcelo Pérez, quien fue privado de su vida el 20 de octubre por la mañana después de haber celebrado la Eucaristía, el hecho nos causa profunda consternación, desde estas tierras abrazamos a su familia y nos unimos en oración para poner nuestra mirada en Dios que da la vida y que Cristo Resucitado nos dé fortaleza para afrontar estas situaciones tan lamentables”, añadió en su mensaje el Arzobispo.
Vázquez Villalobos señaló que los sacerdotes y los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Oaxaca, rezamos a “nuestra Señora de la Soledad para interceder por nosotros y para que sepamos ser promotores de justicia y de paz”.
“Para el mártir, la pérdida de la vida por dar testimonio de Jesús es una ganancia, pues gana la vida eterna. La sangre derramada del Padre Marcelo tiene que dar frutos, ya que como afirmaba Tertuliano, “la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”, añadió.
Por su parte, el Gobernador Salomón Jara Cruz, también condenó el asesinato del padre Marcelo Pérez y se solidarizó con sus familiares ante este lamentable hecho ocurrido en el vecino estado de Chiapas.
“Lamentamos el asesinato de este reconocido defensor de los pueblos indígenas, una voz que sin duda vamos a extrañar, mis condolencias para su familia, así como para nuestras hermanas y hermanos chiapanecos”, señaló el mandatario oaxaqueño.
Según datos del Instituto Internacional para la Libertad Religiosa (IIRF, por sus siglas en inglés), en los últimos 20 años, en México se ha documentado al menos 155 asesinatos de sacerdotes y de líderes religiosos, siendo los estados Chihuahua, Puebla, Michoacán, Baja California, Chiapas y Guerrero los que registran mayores casos.
