“Quieren aumento y no trabajan”, critican a S-22

Un grupo de maestras estaban sentadas debajo de la sombra de un módulo pequeño que habían rentado; ahí dialogaban de sus temas cotidianos para pasar las horas y junto a ellas, tres menores jugaban y se entretenían con un teléfono celular.

Es así como se vivió el primer día del paro de actividades que determinó la Sección 22 del SNTE en inmediaciones del Zócalo de la ciudad y que incluyó la presencia en el Congreso local, en la caseta de cobro de Huitzo y en la capital del país.

Y es que después de anunciar desde una semana antes el paro de 72 horas, integrantes del gremio cumplieron con su deber sindical, pese a las demás responsabilidades.

Fue así que desde las 7:00 horas de este miércoles comenzaron a arribar a las calles del centro de la ciudad y al Zócalo para colocar sus casas de campaña, lonas, y otros más se organizaron para rentar módulos que protegieran del sol.

Después de concentrarse en ese punto y de atiborrar de casas de campaña en el corredor y frente al Palacio de Gobierno, escucharon el mitin de integrantes de la Comisión Política a las 8:00 horas y partieron a sus puntos de concentración.

Unos sectores ocuparon una decena de calles del centro de la ciudad, impidiendo el paso vehicular y provocando el enojo de terceras personas.

Quieren que les aumenten el sueldo y no trabajan. No es posible que siempre sea lo mismo; esos maestros reciben puntualmente sus quincenas y todavía nos vienen a afectar. Y para acabarla, solo están con su celular”, expresó una señora visiblemente molesta por el plantón que le imposibilitaba el paso con libertad sobre la calle Guerrero esquina con Bustamante.

Mientras la mujer lanza esas palabras y el hombre que la acompaña le refuerza la inconformidad, un par de niñas estaban con material lúdico, otro niño pintaba y uno más estaba jugando desde el celular.

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Por su parte, las maestras estaban sentadas, platicando sobre el movimiento y que tenían que asistir porque de lo contrario, no habría cobijo sindical en la delegación a la que pertenecían.

Ellas, como sabían que irían con sus hijos e hijas, cooperaron para rentar el módulo con lona para protegerse de las inclemencias del tiempo.

Cerca de los restaurantes de los portales del Zócalo, también había madres con hijos recién nacidos a quienes protegían desde una casa de campaña.

Además, había maestras y maestros que acostados en sus espacios estaban leyendo algún texto o revisando el celular.

Para los “cacha maestros” con préstamos incrementó el trabajo, porque con tarjeta en mano, estaban buscando de manera constante alguna o algún incauto para comprometerlos con un préstamo que pagarían varios años después.

Mientras tanto, otros grupos se concentraron en la caseta de cobro de Huitzo donde dieron paso libre durante varias horas y después cerraron el paso definitivamente, cuando se enteraron de una supuesta agresión contra el contingente que protestó en la capital del país.

Las horas pasaron y los trabajadores de la educación cumplieron con su primer día de protesta con presencia en el Congreso local y por la tarde, en los accesos de la terminal de autobuses de primera clase, ADO.