Derivado del aumento de las conductas delictivas en el estado de Oaxaca, una alerta de viaje de Estados Unidos o de cualquier país, sería fatal para el sector turístico, afirmó Manuel Guzmán García, especialista en materia de seguridad pública y presidente de Comisionado Presidente de la Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos para el Desarrollo de las Américas (CIDH).
Guzmán García expuso que el aumento de la criminalidad tiene varios factores, “uno de ellos es el problema de carácter conductual que tienen algunos ciudadanos en el sentido de que ya enajenados por el alcohol y las drogas pierden todo tipo de control y ocasionan todos estos tipos de siniestros como asesinatos, violencia, degradación y muchas cosas”.
Pero también está la falta de intervención policial, la presencia policial para poder prevenir y disuadir cualquier carácter antisocial o delictiva, entonces lo que se requiere es que se diseñen estrategias de acuerdo al entorno y a la importancia de donde se esté aplicando la seguridad para poder tener condiciones de poder mutar de lo reactivo a lo preventivo”.
Para ello, dijo que se necesita mucha capacitación para los elementos policiacos y que hasta el momento no se ha dado.
Se necesitan diseños de carácter policial que tampoco se han dado, entonces todo está caminando dentro del empirismo e improvisación, y aquí están las consecuencias que, en un momento dado estos siniestros y delitos tan impactantes como es el homicidio y asesinato generen distractores, o generen opiniones en materia de turismo en donde por estas conductas se inhiban la presencia de turistas en nuestro estado y eso sería fatal porque vivimos prácticamente del turismo”.
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El Teniente Guzmán García consideró que lo principal que urge para tratar de frenar estos hechos, es un verdadero compromiso de las instituciones de seguridad pública para poder cumplir con el mandato constitucional “que dice que el estado mexicano tiene la obligación de proporcionar servicios eficientes de seguridad, eso es el primer compromiso que tienen que asumir”.
Lo segundo es en lo profesional, realmente ofrecer resultados tangibles en materia de seguridad y esos no son otros, más que impedir que los hechos de carácter criminógeno se consumen, pero estamos viendo que todo está transitando en completa impunidad, no hay una intervención de manera inmediata y menos una presencia que pueda servirle a la sociedad para que el estado pueda mantenerse en un alto rango de seguridad”.
De esta manera, el representante de la CIDH lamentó que ante estos hechos las autoridades simplemente estén dejando que ocurran, “y cuando se dan la reacción es bastante tardío, entonces no hay una estrategia de seguridad innovadora, no hay una reingeniería estructural en las corporaciones policiacas que las puedan hacer más eficientes, no hay procedimientos en materia de capacitación, de evaluación de control y confianza o acreditaciones, todo se da con métodos subjetivos y no de acuerdo a formas objetivas para eficientar el servicio policial”.
Ante este panorama, ahora estamos viendo las consecuencias, el crecimiento de la delincuencia común y el asentamiento de la delincuencia organizada, la manipulación de masas y otras cosas que están deteriorando el tejido social y están complicando la sana convivencia social”, afirmó.
