San José Tenango, la pobreza se cuela como viento frío
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Especiales

San José Tenango, la pobreza se cuela como viento frío

Se acabó el oro verde del café y ahora los “afortunados” sobreviven de los programas sociales


San José Tenango, la pobreza se cuela como viento frío | El Imparcial de Oaxaca

En las montañas de la Sierra Mazateca el frío se cuela con fuerza por las humildes viviendas, todas ellas levantadas de lámina en este poblado que se ubica en las pequeñas localidades donde el flagelo de la pobreza extrema representa una amenaza para las futuras generaciones.

En el pequeño poblado de Cerro Buenavista, ubicado a unos cinco kilómetros de la cabecera municipal de San José Tenango, considerado como uno de los 15 municipios de México con mayor porcentaje de población en situación de pobreza extrema, las familias sobreviven sin servicios básicos y, los más afortunadas, esperan cada mes los apoyos que envía el gobierno.

“La situación está muy difícil”

Rufina Esperanza Martínez de 60 años de edad, indígena hablante de la lengua mazateca, ha pasado la mayor parte de su vida laborando como ayudante en el campo o bien, se mantiene de lo que aún cosecha en su pequeña parcela.

Su casa, con una medida aproximada de dos metros de ancho y cuatro de largo y que ocupa como dormitorio, sala y bodega, está levantada a base de lámina, madera y piso de tierra que, a través de los años, se fue oxidando y ahora, con la acometida del crudo invierno, junto con su pequeño hijo realiza reparaciones para tapar los agujeros por donde ingresa el aire frío de las mañanas.

“Vivimos en esta casa de lámina, no se puede hacer más porque no tenemos dinero, trabajamos como ayudantes donde se puede, así nos mantenemos, sobre todo porque soy madre soltera y no cuento con nadie más que mi hijo, en esta temporada hace mucho frío por las láminas, pero cómo le podemos hacer cuando no hay dinero”.

Al fondo de su patio se observa su pequeña cocina donde apenas cabe su fogón que utiliza para cocinar, con leña, productos que consigue en el campo; cuando hay trabajo señala que se puede adquirir algo de carne o frijolitos.

“Aquí se gana muy poco, como ayudantes de 50 a 60 pesos diarios, eso es lo que nos pagan, pero ahora que no hay nada, la situación está muy difícil para todos, el café que también nos mantiene un poco, se dio muy poco”.

Calificando la pobreza

De acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), una persona se encuentra en situación de pobreza extrema cuando tiene tres o más carencias, de seis posibles, dentro del Índice de Privación Social y que, además, se encuentra por debajo de la línea de bienestar mínimo. Las personas en esta situación disponen de un ingreso tan bajo que, aun si lo dedicase por completo a la adquisición de alimentos, no podría allegarse de los nutrientes necesarios para garantizar una vida sana.

Un adolescente condenado a mantener a la familia

A decir de doña Rufina, los escasos ingresos económicos que consiguen cuando se emplean en el campo todo es destinado para su alimentación, por lo que ahora que su hijo concluyó la primaria y, ante la falta de trabajo, pronostica una situación muy difícil.

“Mi hijo ya terminó el sexto año de primaria, pero, así como estamos que no hay dinero, pues no ha ido a preguntar porque nos piden muchas cosas en la secundaria, también porque es el único sustento para mí, es el único que me mantiene y consigue dinero, tiene 12 años de edad, pudiera estudiar la secundaria, pero lo que nos detiene es el dinero, porque además necesitaría para su ropa, zapatos y sus útiles, todo eso piden”.

Otra de las adversidades que enfrentan las familias que viven en Cerro Buenavista es la falta de servicios básicos como agua, drenaje y alumbrado público. “No hay agua, lo poco que tenemos es lo que se recolecta de las lluvias, eso es lo que tomamos, en el cerro hay, pero, hasta allá arriba en el cerro donde se ve la neblina, sufrimos mucho por el agua”.

Al igual que en la mayoría de las localidades de San José Tenango, en las fiestas decembrinas como la Navidad o fin de año, en la casa de la señora Rufina no habrá cena alguna de fin de año, “mucho menos ahora que todo está caro, cualquier cosa que hacemos, todo cuesta”.

En este 2020, en las montañas que rodea este municipio ubicado en la región de la Cañada donde en los años 80 y 90, brilló el oro verde como se le conocía la cosecha del café, tampoco hubo buena producción y eso agrava más la crisis de las familias más humildes que no cuentan con programas sociales y viven del campo.

Programas sociales, ¿aliciente?

Para las familias, como la de Ernestina de 20 años de edad y la de Verónica García Martínez, los programas sociales del Gobierno Federal llegados como becas a los niños que acuden a las escuelas públicas, significan una pequeña ayuda, pues ahora con el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, aunque tengan dos o seis hijos estudiando el nivel básico, únicamente acceden a una beca.

“Nos dan mil 600 pesos al mes, pero eso se va muy rápido porque todo está caro, tengo seis hijos y antes daban para todos, hasta para la madre, ahora, aunque tengas dos o tres solamente le llega a uno, nos castigan mucho porque a veces se retrasa demasiado, el mes de octubre fue la última que llegó y no han dicho nada de cuándo vienen a entregar nuevamente”.

Con la carestía y lo insuficiente que representan estos apoyos, la única salida para las y los jóvenes en la mayoría de las localidades y agencias, es la migración hacia las grandes ciudades, desde los 15, 16 años migran hacia Tehuacán, Puebla o la ciudad en México en busca de empleo, mientras los que se quedan sobreviven entre las carencias en medio de las montañas.

 

 

El café, oro verde, de la cúspide al desastre

El profesor jubilado, Nicolás Cerqueda, quien por muchas décadas recorrió gran parte de las congregaciones, barrios y agencias de San José Tenango, destaca que la comunidad vivió tiempos de bonanza en la época del café, el oro verde, sin embargo, la mala implementación de los programas sociales generó el abandono del campo y de los cultivos.

“Se dio un fenómeno en la produccion del café en los 80 y un poco en los 90, cayó el precio y cundió el desánimo de la gente, la gran mayoría de los jóvenes emigraron a la ciudad y las personas mayores siguieron haciéndole la lucha, pero bajó la producción, ya no era posible tener la misma superficie, de alguna manera en ese tiempo dio un bajón la economía del pueblo de Tenango, pero considero que nos vinieron afectar los programas sociales, ahorita la gente nada más vive esperando los apoyos de los adultos mayores, para los estudiantes y otros que aterrizan”.

“Me acuerdo que en los años que nosotros estudiamos no había ningún programa social, cada quien le rascaba como podía, entonces platico con la gente y les pregunto qué ha pasado desde entonces con Tenango, porque hubo un tiempo en que la gente vivió bien, no sé si es relativo el tema de la pobreza, pero hace 35, 40 años caminábamos por Plan de la Laguna y todo era tierra de cultivo de cafetales, caminábamos por Cerro Caballero, igual, puro campo de cafetales, en cualquier comunidad, igual todo estaba sembrado y en la actualidad si caminamos todo es monte”.

De esta manera, el profesor que ahora se dedica a la plantación de cafetales y a labores altruistas para apoyar a los que requieren alguna ayuda, señala que desde la caída del precio del café “la gente ya dejó de trabajar, por eso me atrevo a decir que lamentablemente son los programas sociales que no están bien canalizados, ayuda de momento, para ciertas necesidades prioritarias, pero es momentáneo, creo que esa es la razón que Tenango esté así, da tristeza, pero creo que es relativo eso”.

“Vivimos un tiempo de bonanza económica hace 35, 40 años, pero también me doy cuenta que en ese supuesto tiempo había mucha gente que ni zapatos tenía, cuando cursé quinto grado de primaria iba descalzo a la escuela, hasta sexto me compraron unos huarachitos y luego unos zapatos de hule y en la secundaria iba con mis huarachitos, por eso digo que es relativo porque ahora dónde vamos a ver niños descalzos, los jóvenes ya traen zapatos de buena marca, antes no era así, por eso no alcanzo a entender eso; hubo un tiempo de bonanza, pero en realidad no se notaba en el bienestar de la familia, ahorita no hay eso o no sé si la gente viva esperando cuando llegan los programas sociales para comprar sus zapatos o ropa cuando antes no era así”.

Nicolás Cerqueda reitera que los programas sociales sirven únicamente para cooptar a la gente o “para justificar los recursos, es un recurso perdido que ha venido a perjudicar a las comunidades, a veces aterrizan otros apoyos como la siembra de Vainilla que llegó en Sitio Iglesia, Pozo de Águila, Cañada, Altamira, San Martín y otras comunidades, pero son suelos y climas diferentes en donde no se da y mucho menos si no hay un acompañamiento técnico.

“Creo que Tenango tiene mucha riqueza, tiene tierra fertil, pero la gente ya no quiere trabajar, solamente está esperando el apoyo de gobierno, hace poco me visitó un amigo de Toluca, Estado de México y me decía que el municipio tiene una espectacular vegetación y riqueza natural, qué diéramos por tener eso que ustedes tienen me decía, por eso a veces considero que en Tenango estamos así porque no trabajamos, no es la tierra, no es la geografía, no somos pobres porque nos tocó vivir en un lugar donde reina la pobreza porque hay miles de forma de trabajar, pero la gente ya no trabaja”.

Aunque en las localidades como Cerro Buenavista, los ingresos para quienes laboran en el campo son escasos, en la cabecera municipal los ayudantes como se les conoce a los jornaleros pueden ganar por día de 120 a 140 pesos, mientras quienes laboran como diableros o ayudantes de albañilería llegan a ganar hasta 240 pesos por día.

“Otra cosa que he visto en nuestro municipio, es que cuando voy al campo me apoyo de un muchacho, sin embargo, ando batallando para encontrar alguien que quiera ayudarme, no es que la gente no tenga tiempo, nomás porque no quiere trabajar, prefieren estar en casita sin hacer nada, por eso considero que la gente vive pobre porque quiere, no come porque no trabaja o vive mal porque no trabaja, los que trabajan medianamente viven bien, en realidad considero que la pobreza está en uno”, apuntó.

 

Se hace eterna la marginación

De acuerdo con los resultados de la Medición de Pobreza en los Municipios de México 2020 del Coneval, con el 73.5 % de su población en situación de pobreza extrema, San José Tenango sigue siendo desde 2010 uno de los 15 municipios con mayor porcentaje de población en situación de pobreza extrema.

 

“No hay agua, lo poco que tenemos es lo que se recolecta de las lluvias, eso es lo que tomamos

Rufina Esperanza Martínez de 60 años de edad, indígena hablante de la lengua mazateca

 

“los programas sociales no están bien canalizados, ayudan de momento, para ciertas necesidades prioritarias, pero es momentáneo”:

Nicolás Cerqueda, profesor jubilado