Donají vela armas; pandemia aplaza tragedia mixteca-zapoteca
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Donají vela armas; pandemia aplaza tragedia mixteca-zapoteca

Por segundo año consecutivo, y tercero en 38 años, se ha suspendido el espectáculo previo a la Guelaguetza.


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En 1983 el auditorio Guelaguetza vio nacer un proyecto dancístico-cultural que en su primera presentación no reunió ni a decenas de personas, solo asistieron familiares de quienes lo organizaron, intérpretes y de participantes.

A los 38 años de edad, casi en su ‘cuarto piso’, “Donají…la leyenda” es el segundo evento más esperado en julio, el “Mes de la Guelaguetza”, únicamente después del evento principal de las festividades del Lunes del Cerro, un lugar que paulatinamente se fue ganando en el corazón del público año con año.

Eso lo hace constar su creador, el maestro Fernando Rosales, quien en sus anécdotas proyecta la emoción que aún siente por este proyecto, por la dedicación, así como disciplina de quienes la han integrado en cada una de las presentaciones.

El profesional en el arte de la danza narró cómo a EL IMPARCIAL, El Mejor Diario de Oaxaca, cómo surge este proyecto en los años 80, con el objetivo de brindar alternativas a fin de atraer  y extender la permanencia del turismo por más días en la ciudad de Oaxaca.

A lo largo de su historia, la puesta en escena del amor de la princesa zapoteca Donají y del príncipe mixteco Nucano, únicamente fue interrumpida por el conflicto magisterial en el 2006 y, ahora, el virus del SARS-CoV-2 en el 2020 y 2021.

La nostalgia invade el rostro del maestro al no presentarse este espectáculo que estaba programado a escenificarse  a partir de las 20:00 horas del domingo previo a la Guelaguetza.

Este año tampoco se abrió el majestuoso recinto del Auditorio Guelaguetza para que hombres y mujeres interpretaran el espectáculo.

En uno de los patios de ARIPO,  los primeros ensayos

Años antes de su primera presentación, el plan de lo que sería “Donají…la  Leyenda” fue presentado a las autoridades de turismo estatal sin lograr eco ni obtener los recursos económicos necesarios.

No obstante, cuando estaba en la entonces dirección de Turismo y Economía del gobierno estatal don Guillermo García Manzano, Fernando Rosales mostró el proyecto que gustó al funcionario y se echó a andar para la presentación.

El primer folleto decía: “El Comité Organizador del Lunes del Cerro 1983 presenta al Ballet Folclórico de Oaxaca en Donají: la leyenda… ´una tradición más que historia´”.

El escenario

La cita fue a las 20:00 horas de los lunes 18 y 25 de julio de 1983, en el Auditorio Guelaguetza.

“Cuando ya teníamos preparado el evento, no sabíamos dónde presentarlo; se pensó en la Plaza de la Danza, pero el escenario estaba condicionado para el Bani Stui Gulal y no encajaba; estaban las otras plazuelas, pero tampoco y pensamos aprovechar el escenario, los lunes y nos fuimos al cerro”, comentó el creador.

En ese entonces, con un grupo no mayor a las 40 personas, empezó con algo nuevo, derivado de diversas historias de Oaxaca, porque es eso, una leyenda de amor con una lucha entre guerreros.

“No era Donají así como se ha visto recientemente, adolecía de muchas cosas, se le han ido agregando elementos conforme se va difundiendo y encontrando más cosas de la historia”, explicó el maestro.

Los ensayos del ballet fueron en uno de los patios de ARIPO, la tienda del Instituto Oaxaqueño de las Artesanías (IOA), desde donde también podrían adquirir parte de lo que utilizaban porque en ese lugar estaban instalados talleres artesanales.

El Debut

Después de la preparación vino el primer evento. Todos con los nervios de punta y la preocupación de no llenar el majestuoso auditorio, seleccionado como sede.

“Pero la gente no va a ir”, “nos va a quedar grande el escenario, no lo vamos a llenar”, eran las preocupación en ese entonces.

La cita llegó y, a las 20:00 horas del 18 de julio de hace 39 años, apenas se llenaron 3 líneas del Palco A. “Estaban nuestros familiares y algunos amigos muy cercanos”, comentó Rosales.

Recordó que el evento fue totalmente gratuito, con gastos absorbidos por el gobierno estatal y en donde se invirtieron alrededor de 140 mil pesos, en ese entonces.

“Nos arriesgamos y ya para el siguiente lunes, como la experiencia fue buena, la gente fue diciendo de eso y pasó la voz. Ya el 25 logramos llenar la primera parte de la primera sección”, recordó.

No obstante, este hecho y otros más que se sumaron, como la rivalidad con quienes presentaban el Bani en la Plaza de la Danza, no fueron motivo para dejar de lado el proyecto.

“Nos llegaban a abuchear, nos gritaban, nos insultaban, y aguantamos todo”, comentó.

Ya para 1984, la publicidad fue un poco más, los programas más sonados de la radio lo promovieron y en el segundo año ya fue mayor la asistencia.

En el cuarto año consecutivo, esta leyenda era vista con un auditorio casi lleno, solo faltaba el último palco por cubrir. 

Después, dejó de ser patrocinado por el gobierno estatal y fue absorbido por el municipio citadino, autoridad que sufraga sus gastos, hasta el día de hoy.

En el 2019, en su última presentación, asistieron más de 10 mil personas, quienes llegaron a ver este espectáculo dancístico. 


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