Pandemia profundizó el trabajo infantil
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Pandemia profundizó el trabajo infantil

Daniela dejó por más de un año las aulas pero se expone mucho más al vender antojitos en Santa Rosa en jornadas extenuantes


Pandemia profundizó el trabajo infantil | El Imparcial de Oaxaca

Además de mostrar un incremento de más del 10% como consecuencia de la pandemia por Covid-19, el trabajo infantil en Oaxaca pasó a jornadas de tiempo completo para cientos de niñas y niños que no pudieron continuar con las clases a distancia.

La entidad no cuenta con cifras oficiales que pongan en evidencia el aumento de la problemática, pero sí la percepción de diversas organizaciones sociales del estado, que dan certeza del ingreso laboral de los menores en apoyo a la economía familiar.

En otros casos también se percibe el trabajo de más de ocho horas diarias de niñas y niños que acudían a la escuela después o antes de trabajar en la venta de dulces, artesanías u otra actividad, de la cual ahora se dedican de tiempo completo con precarios sueldos, o sin ningún ingreso propio.

Tal es el caso de Daniela, de 11 años de edad, quien dejó sus estudios para ayudar a su madre en la venta de antojitos y empanadas en un puesto ambulante en la agencia municipal capitalina de Santa Rosa, dos meses después de iniciar las clases a distancia.

Cristina, madre de la menor, justifica la presencia de Daniela en este puesto donde la apoyaba solo por tres horas, antes de la pandemia, pero ahora permanece desde las 8:00 horas para concluir la jornada a las 17:00 horas.

“No puedo tener a mi hija todo el día en la casa porque estaría viendo el televisor o jugando con el celular. Además, las dos nos sentimos más seguras acompañadas, porque en el lugar donde vivo hay mucho vago; me daba miedo que entraran a la casa cuando mi hija se quedara sola”, expresa Cristina.

Frente al comal, Daniela voltea las tortillas y las empanadas que los comensales esperan, mientras su madre alista las mesas, sirve el café, recibe el dinero o entrega el cambio. “A veces me aburro de estar aquí todo el dia, pero en la casa tampoco tengo mucho qué hacer”, expresa la niña originaria de Oaxaca de Juárez.

Ambas desconocen qué pasará con los estudios suspendidos al no contar con el dinero para el saldo del celular necesario para la conexión a plataformas que los profesores requerían.

 “La verdad no pudimos continuar porque nos pedían mucho material para presentaciones por internet, que ninguna de las dos entendíamos”, destacó Cristina, quien aseguró que el suyo no es el único caso de la colonia donde vive, porque la mayoría de los vecinos puso a trabajar a sus hijos.

Oaxaca, en los primeros lugares de trabajo infantil

Apenas en 2020, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil en 2019, donde ubicó a Oaxaca en el primer lugar de esta problemática en distintos rubros.

La Encuesta mostró al estado en la primera posición en tasa de incidencia y ocupación peligrosa, así como en los quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas, por encima de la media nacional en gran proporción.

La tasa de trabajo infantil en menores de 5 a 17 años en Oaxaca es del 21.5 cuando la media nacional es del 11.5, ubicándolo en el primer lugar del país con poco más de 153 mil menores en esta condición, según los registros oficiales de 2019.

Ocupación peligrosa

En la tasa de ocupación peligrosa, que se refiere a aquellos menores que se encuentran en labores en las ramas de construcción, el sector agropecuario, bares, cantinas y minas Oaxaca también se encuentra en el primer lugar, con 13.7%, cuando la media nacional es del 6.6%.

De la participación de las y los menores en quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas, el estado ocupa nuevamente el primer lugar con una tasa del 9.3%, cuando la media nacional es de apenas 5.3%.

Lo mismo sucede en la ocupación no permitida porque ponen en riesgo su salud o afectan su desarrollo físico y/o mental, con una tasa del 14.9% en comparación con el 7.1% en el promedio nacional.

Los registros del INEGI revelan además que casi el  60%  de menores ocupados se encuentran en ocupación no permitida, el 35.4% en quehaceres domésticos en condiciones inadecuadas, mientras que el resto se encuentra en ambas. Del total de menores en trabajo infantil, se estima que al menos 63 mil estén en ocupación peligrosa y 45 mil se encuentran por debajo de la edad mínima. 

Entre las consecuencias del trabajo infantil, ya sea físicos o psicológicos, se encuentran las enfermedades crónicas degenerativas, la dependencia a fármacos, el retraso en el crecimiento y el agotamiento físico.

También son expuestos los abusos físicos y psicológicos, picaduras de insectos y animales ponzoñosos, infecciones a causa de químicos, dolores en las articulaciones y deformaciones óseas, heridas, quemaduras, amputaciones e incluso la muerte. 

El INEGI señala también al trabajo infantil como el esfuerzo físico moderado y pesado, con cargas superiores a los siete kilogramos, posturas forzadas o con movimientos repetitivos por períodos prolongados, que alteren su sistema músculo-esquelético.