Voceadores de Oaxaca resisten y sobreviven a la era digital

La labor del voceador no solo consiste en vender los periódicos y revistas, también la de empalmar los diarios, contar revistas, y preparar los recorridos por las calles de la ciudad para gritar las noticias y abrir sus casetas en diversos puntos de la capital. 

Hoy los voceadores son personas con la edad a cuestas, con varios años de dedicarse a esta actividad, conscientes de que cada vez es menos redituable pero sienten un compromiso social.

Muchos de ellos, agobiados por la pandemia del Covid-19, han tenido que suspender sus labores ante el riesgo de contagiarse, lo cual complica sensiblemente su supervivencia debido a que un elevado porcentaje de voceadores laboran sin prestaciones laborales ni apoyos sociales, pero a pesar de ello, mantienen esta actividad como parte de su vida.

Héctor Espinosa, con casi tres décadas de vender periódicos y revistas en la “Cabaña del Llano”, tuvo que cerrar por el coronavirus.

Sin embargo, admitió que desde hace tiempo vive en la inquietud y la incertidumbre debido a que las ventas se han desplomado pues la gente ya no compra como antes las revistas y los periódicos.

A diferencia de otros años la gente “cuida más su dinero, compra menos y en especial los periódicos y las revistas”.

Aceptó que la realidad los abruma ya que la venta de periódicos tuvo una reducción del 90% debido a la aparición de nuevos medios digitales, sitios de internet y al poco hábito de los mexicanos por la lectura.

A pesar de ello, con la disposición y voluntad de los editores de Oaxaca, han logrado atender varias carencias y necesidades, las cuales cada son más, “pues somos el trabajador más desprotegido socialmente”.

Los voceadores de hoy, conocidos hace décadas como los “papeleros”, no dejan morir una actividad que se caracterizó desde temprana hora por “cantar” las noticias más importantes de cada publicación, buscando que la gente se interese por alguno de los periódicos. 

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Cada vez son menos quienes se encargan de llevar las noticias hasta las manos del lector en los cruceros de la ciudad. 

Y si bien ya no pregonan las noticias, mantienen ese espíritu de servicio, con facilidad de palabra y empatía con las personas que se quedan atrapadas por la luz roja del semáforo, o quienes caminan por las calles.

Las actividades prácticamente inician alrededor de las 4:00 de la mañana y durante todo el día es la venta. Los voceadores coinciden que vender periódicos es una labor ardua y exigente. Mientras que las revistas se venden solas, sobre todo de espectáculos que son de todo el tiempo y por lo general son las señoras las que más las adquieren, “aunque no falta uno que otro caballero que también las compra”.

Espinosa recordó que tiene compañeros que iniciaron desde 1950 y ya no pueden caminar, están enfermos, “yo quisiera que se haga algo por ellos, ahí nos vamos a morir en el olvido”.

Los voceadores, hombres y mujeres, aseguran que sobreviven, pues la ganancia es muy variable, “cuando hay una buena noticia se nos acaban los periódicos, pero a veces no, cuando llueve o cuando hay bloqueos es cuando el periódico se nos queda en los anaqueles”.

En nuestra ciudad hay dos agrupaciones de voceadores: la Unión de Voceadores del Estado de Oaxaca que preside Silvio Victoria Gutiérrez y la Unión de Voceadores y Expendedores de Periódicos, Libros y Revistas del Estado de Oaxaca que encabeza Francisco Celis Vásquez.

La primera demanda el apoyo de las autoridades estatales y municipales ante las actuales condiciones que enfrentan para que puedan ayudarnos a salir de esta difícil situación.

La segunda informó que más del 60% de sus integrantes han dejado de laborar tras decretarse la cuarentena. Permanecen en sus casas pero atraviesan por una situación crítica, ya que no cuentan con dinero para adquirir alimentos.

A pesar de la pandemia, siguen trabajando al aplicar las medidas de higiene instruidas por las autoridades sanitarias, pues deben salir a buscar el sustento diario para sus familias. 

Coincidieron que el número de puestos en Oaxaca ha disminuido, como también sus agremiados, pues muchos de los que se dedicaban a la venta de periódicos no lograron adaptarse a la situación de crisis y traspasaron, vendieron o incluso cerraron sus negocios.

Celis Vásquez puntualizó que se resisten a desaparecer a pesar de que la gran mayoría de voceadores son adultos mayores y sus hijos ya no quieren continuar con esta actividad.  

Lo que más afecta a voceadores, expresó, es que ha disminuido drásticamente la venta de periódicos, y lo peor es que nada parece detener este trágico descenso, por si fuera poco, ahora las empresas periodísticas prefieren ventas en locales cerrados, tiendas departamentales, de autoservicios, hasta restaurantes.

Por eso también ellos buscan otras alternativas de ventas, como son los nuevos cómics japoneses que son muy buscados por los jóvenes o la venta de autos a escala de colección o para armar. “La cuestión es seguir adelante con la frente en alto”, subrayó