Polleros abren nuevas rutas migrantes en Oaxaca
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Polleros abren nuevas rutas migrantes en Oaxaca

Las autoridades federales aseguran que por los operativos así como la delincuencia, han obligado a los traficantes de personas a buscar nuevas alternativas en su camino hacia los Estados Unidos


Polleros abren nuevas rutas migrantes en Oaxaca | El Imparcial de Oaxaca

Desde 2014 cuando la “La Bestia” dejó de operar en el sur de México y derivado de los operativos que implementaron las autoridades federales, los migrantes que provienen de Centroamérica han encontrado nuevas rutas para intentar llegar a los Estados Unidos y Oaxaca es paso obligado.

Cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), estiman que entre 400 mil y 500 mil personas cruzan de manera ilegal cada año por la frontera sur de México, la mayoría procedente de Honduras, El Salvador, Guatemala y en los últimos años han aumentado el flujo de ciudadanos que provienen del continente africano y asiático.

El organismo destaca que el número de personas refugiadas y solicitantes de asilo del Norte de Centroamérica (NCA) ha aumentado en los últimos cinco años, siendo los principales factores empeoramiento en el crimen y la violencia, fomentados por los cárteles de drogas y las pandillas, junto con la fragilidad institucional y la creciente desigualdad. 

En tanto que, en Nicaragua, la persecución política y las violaciones a los derechos humanos han provocado una nueva ola de desplazamiento a gran escala hacia la frontera sur de México.

Trabajadores del Albergue de Migrantes Hermanos en el Camino que se ubica en Ciudad Ixtepec, dirigido por el padre Alejandro Solalinde, defensor de los derechos humanos de los migrantes, señalaron que hasta mediados de 2014, la mayoría de los migrantes llegaban en el tren de carga llamado “La Bestia”. 

“Actualmente lo hacen caminando y en condiciones precarias, especialmente desde la puesta en marcha del “Programa Frontera Sur”, que ha iniciado una cacería indiscriminada de migrantes, aumentando los riesgos del camino. A lo largo de su viaje, muchas de estas personas son víctimas de asaltos, agresiones físicas y sexuales, abusos de autoridad, extorsiones, secuestros cometidos por parte de bandas delictivas y de la delincuencia organizada y también por autoridades públicas como policías de los distintos niveles y agentes del Instituto Nacional de Migración (INM),  denunciaron los defensores de derechos humanos.

NUEVAS RUTAS

Derivado de estas políticas públicas, las autoridades estatales y federales han identificado al menos cuatro nuevas rutas de migrantes que cruzan por el territorio oaxaqueño para llegar hacia la Ciudad de México y a la frontera norte.

Una de las rutas más importantes donde la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSP) y la Fiscalía General del Estado (FGE), así como personal del INM, han rescatado en los últimos 2 años a más de mil migrantes corresponde a la ruta de los Mixes.

Los traficantes de personas o conocidos también como polleros, transitan por la Carretera Panamericana 190 hasta Matías Romero, para continuar por la zona Mixe, algunos se dirigen hacia la capital del estado y otros, rumbo a la Cuenca del Papaloapan.

La segunda ruta corresponde un trayecto sobre la Carretera Federal 190, rumbo a la capital del estado hasta los límites con el estado de Puebla, para después dirigirse hacia Veracruz o a la Ciudad de México.

Otra de las nuevas rutas identificadas por las autoridades corresponde una travesía por mar, desde el puerto conocido como Ocós, en el noroeste de Guatemala para ingresar por México en Puerto Madero, Mazatán y Tonalá, en Chiapas, continúan por San Francisco Ixhuatán, Santa María del Mar, Juchitán y Salina de Cruz.

Posteriormente se dirigen hacia Puerto Escondido para después ser transportados por vía terrestre hacia la Sierra Sur, Ocotlán de Morelos, Valles Centrales para continuar hacia el estado vecino de Puebla.

Una cuarta ruta se ubica en la misma Carretera Panamericana, toman la desviación hacia María Lombardo Caso, continúan por San Juan Bautista Tuxtepec, San Pedro Ixcatlán, Jalapa de Díaz, San Miguel Huautepec, Huautla de Jiménez, Teotitlán de Flores Magón hasta Tehuacán, Puebla.

Investigaciones de la Fiscalía estatal refieren que esta última ruta es una de las más peligrosas para los migrantes, ya que diversos grupos de la delincuencia organizada se disputan la ruta por el tráfico de personas y drogas.

MIGRACIÓN BUSCA SU CAUCE

El padre Fernando Cruz Montes, coordinador del Centro de Orientación al Migrante (COMI) y del Albergue del Buen Samaritano, señaló que actualmente los migrantes enfrentan una situación muy difícil.

“Esto inició a partir de las caravanas que salieron de Honduras y Guatemala, entonces empezaron a surgir varios problemas, porque ahora el gobierno de México ha tomado la determinación de detener a los migrantes en Tapachula y no dejarlos entrar al país, pero la migración es como el agua, busca su cauce y sigue adelante, la migración no se puede detener por eso han habido otras rutas que han empezado a caminar, especialmente rumbo a los Mixes, desde Matías Romero y otros han optado por irse hacia Puerto Escondido”. 

El presbítero y defensor de los derechos humanos, advirtió que esta dispersión ha generado el aumento de riesgos para los migrantes, “pero la verdad es que ahora nosotros en México estamos haciendo la jugada a Estados Unidos, el gobierno norteamericano está empeñado en poner el muro pero también nosotros estamos poniendo un muro humano al no dejar pasar a los migrantes”.

“A raíz de la violencia que se vive en el norte del país y el aumento de la seguridad que implementó el gobierno estadounidense, la mayoría que logra cruzar la frontera sur está solicitando su asilo de quedarse en el país, en el COMI llegan gente que son detenidos por personal del INM y antes de deportarlos o realizar los trámites de asilo los llevan al albergue porque la ACNUR es la que encarga de hacer el proceso para quedarse, como en Oaxaca no hay oficinas para ello deben trasladarse a Veracruz”. 

Cruz Montes expuso que desde la implementación de los operativos, el número de migrantes que son enviados al COMI ha disminuido, pero las nacionalidades de los ciudadanos que solicitan apoyo han variado.

“Ahora hemos tenido pocos migrantes, actualmente solo tenemos a 8 en el albergue y en algunas ocasiones hemos tenido hasta 120, provenientes principalmente de Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Cuba, pero apenas tuvimos dos familias de Pakistán, dieron una vuelta desde Brasil y quieren llegar a Estados Unidos”, destacó.

Huyen de la violencia

En un informe presentado en 2019 por la ACNUR, refiere que un creciente número de personas de centroamérica se están viendo obligadas a dejar sus hogares. En todo el mundo, hay actualmente alrededor de 387 mil personas refugiadas y solicitantes de asilo de El Salvador, Honduras y Guatemala – una cifra que creció en una tasa anual del 24 por ciento. 

Destaca que los migrantes huyen de la violencia, las amenazas, la extorsión, el reclutamiento de las pandillas o la prostitución, así como de la violencia sexual y de género (VSG), agravados por la inestabilidad socio económica y la pobreza. 

Las personas lesbianas, gays, transgénero, e intersex, conocidas colectivamente como LGBTI, también están huyendo de la persecución. Muchas otras personas se desplazan dentro de su propio país o han sido deportadas de vuelta a sus países, a menudo llegando a situaciones de peligro. Mientras tanto, la crisis política en Nicaragua desde abril de 2018 ha llevado a decenas de miles de personas a huir de la violencia y las violaciones de los derechos humanos.

Trayectos peligrosos

En su investigación denominada “Trayectos peligrosos: inseguridad y movilidad humana en México”, la investigadora María Dolores Paris Pombo, expone que cada año, miles de guatemaltecos, salvadoreños y hondureños emigran de manera irregular y pasan por México para llegar a Estados Unidos. 

A medida que los gobiernos de estos dos países aumentan la vigilancia y multiplican los retenes en el camino, obligan a los migrantes a seguir rutas más largas y más peligrosas para alcanzar su destino. Los migrantes se ven así expuestos a múltiples peligros causados por la falta de seguridad pública, una criminalidad rampante, y la corrupción de las autoridades mexicanas

Expone que entre los años 2000 y 2012, los migrantes centroamericanos que residen en Estados Unidos pasaron de constituir 6.5 por ciento a 7.8 por ciento de la población nacida en el extranjero. La gran mayoría de esos migrantes había entrado a ese país sin autorización, recorriendo rutas terrestres que pasan por territorio mexicano y cruzando de manera clandestina las fronteras sur y norte de México.

Para llegar hasta su destino, los migrantes y sus coyotes se ven obligados a innovar continuamente rutas, medios de transporte, lugares de entrada y de salida del territorio mexicano, en función de los nuevos obstáculos interpuestos por las fuerzas de seguridad y el Instituto Nacional de Migración o por las organizaciones criminales.

Añade que los migrantes salvadoreños y guatemaltecos entrevistados la mayoría dio a conocer haber tomado diversos medios de transporte para atravesar el territorio mexicano, incluyendo autobuses de pasajeros, camionetas, tren de carga, largas caminatas, lanchas, tráileres y camiones de carga. 

Quienes lograron llegar a Estados Unidos sin correr grandes riesgos, viajaron generalmente en autobuses de primera y se alojaron en hoteles, pagando sumas de más de ocho mil dólares por el viaje. En estos casos, la travesía por México dura menos de una semana. Los que no tienen dinero para pagar sumas tan elevadas, viajan en autobuses de segunda o en pequeñas camionetas, que van parando en los pueblos y no toman las carreteras principales. Estos suelen tardar entre tres y cuatro semanas en el viaje.