Mujeres de la tercera edad se detienen frente a la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), mientras el resto alista pancartas y estaciona frente al inmueble varias unidades de motor.
En las mantas que sostienen cinco mujeres adultas, se lee un reclamo que exige paz por el conflicto de Santiago Yaitepec con sus vecinos de Santa Catarina Juquila, desde hace más de 40 años.
Otra mujer utiliza un megáfono donde llama a un diálogo a representantes de la Defensoría, donde algunos proponen bloquear el acceso principal para impedir la entrada y salida.
Al menos medio centenar de manifestantes corean las consignas que por más de 10 minutos se dejan escuchar frente al organismo estatal, al que piden su intervención para lograr un alto a la represión de la que aseguran es preso el pueblo chatino.
“Ya no queremos violencia. ¿Qué fueron a hacer los granaderos a nuestro pueblo?”, expresa una de las mujeres de Santiago Yaitepec ante representantes de medios de comunicación, al mismo tiempo que personal de una agencia automotriz exige a los manifestantes el retiro de sus unidades de motor, que obstaculiza su salida.
“Porque si no hay paz para el pueblo chatino, no lo habrá para el Gobierno”, se deja escuchar al mismo tiempo entre los manifestantes, que aseguraron acudir en próximos días ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
La mujer del megáfono, Leticia Santiago Guzmán, señala con la voz entrecortada y rodeada por decenas de micrófonos y cámaras, que “tal vez” su cabeza ya ha sido comprada y se ha ganado la muerte por dar declaraciones.
Mientras un grupo de defensores aguarda que la mujer concluya la entrevista para invitarla a entrar a las instalaciones y establecer el diálogo con una comisión, Leticia afirma que el Gobierno miente y que sí hubo una persona muerta por la incursión de la policía estatal el pasado fin de semana.
“No más represión, queremos solución; los pueblos originarios estamos presentes. Queremos justicia y queremos ser escuchados. No más discriminación a los pueblos indígenas”, señalan decenas, mientras observan el ingreso de sus representantes en las instalaciones de la Defensoría.
Elementos de la policía vial aguardan a unos metros, mientras el paso de los vehículos se mantiene en el lugar de manera fluida. Quienes se quedaron afuera buscan ahora un lugar para sentarse, lejos de los rayos de sol que se vuelven más intensos.
