Las recientes cifras proporcionadas por la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) evidencian una alarmante realidad para diversos grupos sociales en México. De acuerdo con los datos, un 34.1% de los hombres afrodescendientes y un 37.1% de las mujeres afrodescendientes han sido víctimas de discriminación por su origen racial. Estas cifras reflejan la persistente marginalización que enfrenta esta comunidad. La cual históricamente ha sido invisibilizada, a pesar de los esfuerzos por visibilizar su presencia y derechos.
En cuanto a las poblaciones indígenas y migrantes, los índices de discriminación son igualmente elevados. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reporta que un 35.7% de las personas afrodescendientes, un 28.2% de la población indígena y un 28.5% de los migrantes han experimentado algún tipo de discriminación en los últimos 12 meses. Estas cifras superan el promedio nacional de 23.7%. Lo que subraya la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran estos grupos.
DESIGUALDAD SOCIOECONÓMICA Y OBSTÁCULOS EN EL EJERCICIO DE DERECHOS
Además de la discriminación racial, los afrodescendientes y los pueblos indígenas enfrentan serias desigualdades socioeconómicas. La población indígena, en particular, tiene un acceso limitado a derechos laborales y servicios básicos. Solo el 18.2% de las personas indígenas tiene un contrato laboral. Mientras que el 37.4% tiene acceso a servicios de salud. Estas cifras contrastan notablemente con el promedio nacional. Donde el 38.2% de la población tiene un contrato laboral y el 55.6% tiene acceso a servicios médicos.
La discriminación también se intensifica por el tono de piel, una realidad que afecta principalmente a las personas de piel más oscura. Según los datos, solo el 38.2% de las personas con tonos de piel más oscuros ha logrado completar la preparatoria o estudios superiores, mientras que, entre las personas de piel más clara, este porcentaje asciende al 55.1%. Esta disparidad refleja cómo los prejuicios raciales afectan el acceso a oportunidades educativas y laborales, perpetuando un ciclo de exclusión.
RECONOCIMIENTO Y VISIBILIDAD AFRODESCENDIENTE EN MÉXICO
La situación de los afrodescendientes en México ha sido históricamente desatendida. No fue sino hasta 2015, en el marco del Decenio Internacional de los Afrodescendientes, que el INEGI comenzó a incluir una pregunta en sus censos que permitiera a las personas autoidentificarse como afrodescendientes. El Censo de Población y Vivienda 2020 reveló que aproximadamente el 2% de la población nacional, es decir, poco menos de 2.58 millones de personas, se identifican como afromexicanas o afrodescendientes. De esta cifra, un 50.4% son mujeres y un 49.6% son hombres.
Sin embargo, el reconocimiento no ha sido suficiente para garantizar la inclusión plena de esta comunidad en los procesos sociales, políticos y económicos del país. La falta de participación efectiva en las decisiones que los afectan directamente es una forma clara de discriminación estructural que persiste en las instituciones gubernamentales. Las contribuciones históricas de las comunidades afrodescendientes a la cultura, la economía y la sociedad mexicana han sido minimizadas. Y las actitudes discriminatorias siguen presentes tanto en la población en general como en los funcionarios públicos.
OBSTÁCULOS PERSISTENTES Y LA NECESIDAD DE ACCIONES CONCRETAS
Los afrodescendientes, indígenas y migrantes en México siguen enfrentando barreras significativas en el ejercicio de sus derechos. Las instituciones del país deben dar pasos concretos para erradicar la discriminación estructural que afecta a estos grupos. Promoviendo la inclusión en los espacios de toma de decisiones y garantizando su acceso a la educación, salud, trabajo y justicia en igualdad de condiciones. Además, es urgente que se reconozcan las contribuciones históricas de estas comunidades, como una forma de visibilizar su identidad y fortalecer su participación en la construcción de un país más inclusivo y equitativo.
El camino hacia una sociedad más justa requiere un esfuerzo colectivo, donde la educación y la sensibilización social sean herramientas clave para erradicar los prejuicios y promover la igualdad.