En Tlaxiaco, Oaxaca FAO reconoce denigrada labor de palmeadoras
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Los Municipios

En Tlaxiaco, Oaxaca FAO reconoce denigrada labor de palmeadoras

El reconocimiento fue por mantener la originalidad de hacer tortillas, base de la alimentación de los mexicanos


  • En Tlaxiaco, Oaxaca FAO reconoce denigrada labor de  palmeadoras
  • En Tlaxiaco, Oaxaca FAO reconoce denigrada labor de  palmeadoras
  • En Tlaxiaco, Oaxaca FAO reconoce denigrada labor de  palmeadoras
  • En Tlaxiaco, Oaxaca FAO reconoce denigrada labor de  palmeadoras
  • En Tlaxiaco, Oaxaca FAO reconoce denigrada labor de  palmeadoras
  • En Tlaxiaco, Oaxaca FAO reconoce denigrada labor de  palmeadoras
  • En Tlaxiaco, Oaxaca FAO reconoce denigrada labor de  palmeadoras

Lo que ningún gobierno ha hecho, por primera vez el lunes, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) hizo un reconocimiento a las mujeres palmeadoras de la ciudad de Tlaxiaco, ya que ellas han mantenido la originalidad de hacer tortillas, base de la alimentación de los mexicanos.

La unión de palmeadoras de la heroica ciudad de Tlaxiaco, el colectivo de mujeres y maíz de Amatenango del valle, lograron menciones honoríficas en el concurso de historias de mujeres rurales en América Latina y del Caribe.

Este grupo de mujeres constituida por aproximadamente 89 féminas, fueron ganadoras de una mención honorífica en la categoría de experiencias de organizaciones, donde a través de fotos y relatos se da a conocer las experiencias de vida de las mujeres que hacen tortillas a mano.

Se reconocen obras de mujeres rurales hacia el desarrollo sostenible, de los cuales 244 relatos y experiencias dan empoderamiento comunitario a México, 18 países de Latinoamérica, mujeres que construyen cocina para construir la dignidad y comunidad.

QUIEREN SER RECONOCIDAS

En entrevista coincidieron algunas mujeres palmeadoras que durante toda la vida nunca han sido tomadas en cuenta en los planes de gobierno, están en el abandono, venden sus tortillas en los pasillos, entre la gente, pero no tienen un espacio digno como lo tienen los que venden pan, gelatina o los carniceros, al contrario antes eran corridos de donde estaban vendiendo.

Petra Cruz González, presidenta de la unión de palmeadoras de Tlaxiaco, dio a conocer que ahora la FAO —que es un organismo internacional— reconoce este oficio, mejor los que están fuera y no los que son de la comunidad, al contrario siempre han recibido malos tratos, ser omisos también es abonar a la discriminación, nunca en la vida han tenido un espacio para la venta de sus tortillas, otro es el regateo, cosa que no hacen en las tortillerías.
En sus 45 años de hacer tortillas, los gobiernos pasan y nunca son tomadas en cuenta, sólo cuando hay elecciones las llevan a los eventos con despensas pero pasan esos momentos y otra vez a vivir la desatención.

Miguel Alfonso Valle Bautista, con 55 años de experiencia en hacer tortillas, da a conocer que “ojalá este reconocimiento sirva para hacer conciencia de las mujeres que hacen tortillas para vender, ya que no cuentan con una galera para cubrirse del sol o la lluvia, venden sus obras tapadas con nylon, además en el suelo y entre la basura”.

Desde que se dedica a esta labor, como si no existieran, este oficio no es considerado como tal, no tienen lugar adecuado, a ver como los que hacen pan sí tienen sus lugares dentro del mercado o los carniceros, ¿quién les dijo que las tortillas que dan identidad en la alimentación de los mexicanos no son indispensables?

UN OFICIO MAL VISTO

Margarita Cruz, con 48 años de hacer tortillas, da a conocer que antes las mujeres que vendían las tortillas eran corridas a cubetadas de agua, no las dejaban ponerse en los pasillos, ésta era una situación que hoy en día se repite, no tanto pero está presente, andan en el mercado rodando como pelotas, son malmirados, y luego llegan otras mujeres a comprar las tortillas y las huelen, las tocan si están calientes y si no las deja y así van de puesto en puesto, piden sus chizos, así se le llama cuando compran, hacen regateo, lo que no hacen en las tortillerías.

Desde joven empezó a vender y a realizar sus tortillas pero siempre ha existido esa mala forma de los clientes pero también se han acostumbrado a vivir sin espacios para la venta, siempre venden en los pasillos o hasta las orillas, es decir, en los lugares más lejanos, como si esta labor fuera sucia o penosa.

Con este reconocimiento da gusto que mejor existan personas de otras partes que están interesadas porque esta labor perdure, porque así como se vive con el oficio muchos jóvenes ya no lo quieren hacer, este reconocimiento da pauta para salir triunfantes ante el mundo que las tortillas hechas a mano es buena alimentación, porque se hacen con maíz seleccionado, cal de horno, comal de barro y leña de ocote o de encino.