Con dos pilas en restauración desde la semana pasada, el municipio de Oaxaca de Juárez y la asociación civil Generación 60 continúan con la atención a otras dos pilas antiguas de la ciudad. Estas y la del Salmo (ya concluida) son parte de las 10 que contempla el programa de rescate iniciado en marzo.
Hace varios días que maestros canteros laboran en las pilas de San Felipe Neri (ubicada en el templo del mismo nombre en la avenida de La Independencia) y la de San Román (en la calle Manuel Bravo).
Denisse Arandia Valencia, secretaria de Obras Públicas y Desarrollo Urbano del municipio, explicó que aunque todas las pilas se encontraban o están en muy mal estado, en cada una se desarrolla un proyecto específico. Todas las piezas fueron construidas en los últimos siglos a partir de cantera, pero desde hace varios años no operan y en ellas predominan el deterioro por el paso del tiempo o las afectaciones humanas.
Para cada una se hizo un proyecto que se validó con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)”, explicó sobre proyectos en los que se trata de “intervenir lo menos que se pueda, pero sí la piedra que está en mal estado tenemos que sustituirla”.
En el caso de las pilas en restauración, refirió que ambas contaban con un daño avanzado. Por ejemplo, en la de Manuel Bravo se empezaron a sacar las piezas para intervenirlas en el taller del maestro cantero.
La restauración de las dos pilas antiguas sucede también a la restauración de la fuente del palacio municipal, que prácticamente se reconstruyó debido al avanzado deterioro que presentaba. “Ahí no hubo nada que rescatar”, dijo Arandia.
Esta fuente fue ajena al programa, pero para su atención hubo mezcla de recursos municipales (70 por ciento) y los aportados por la asociación civil Generación 60 (con un 30 por ciento).
Fue en marzo de este año cuando arrancó el programa de rescate de las pilas antiguas de la ciudad de Oaxaca, que en una primera etapa contempla 10 construcciones de un estimado de 25 que se localizan en la capital.
Para la pila del Salmo, en la calle Rufino Tamayo, se señaló que la asociación costearía los materiales, mano de obra y otros gastos: un estimado de 35 mil pesos.
Por su parte, el ayuntamiento colaboró con los permisos y la supervisión a cargo de especialistas. Igualmente, participa el Instituto Nacional de Antropología e Historia en la supervisión y permisos. En todo el programa se contempla una participación igual de ambas partes.
Aunque el programa contemplaba tres meses para atender las 10 construcciones de esta etapa, aún no hay fecha de conclusión. Sin embargo, Arandia explicó que esto se debe a que son trabajos especializados para los cuales no se pueden determinar tiempos.
