Entre enero y febrero del 2023, cuando tuvieron que dejar sus locales para dar paso a las obras, Minerva Santiago y sus compañeros de la zona de pan y comedores confiaron en lo que les prometió la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu): que la remodelación iba a esta lista en unos meses y que para diciembre ya iban a estar de regreso en un lugar mejorado.
“Cuando nos salimos (en 2023) nos habían dicho que iban a tener la obra en unos 7 meses, pero ya llevamos dos años y medio acá”. Minerva y cientos de comerciantes de la Central de Abasto siguen esperando la conclusión de los trabajos en medio de las inclemencias del tiempo, de la inseguridad y las bajas ventas.
Ella es una de las comerciantes reubicadas en el estacionamiento del DIF municipal en la Central de Abasto, donde también están locatarios de los molinos de chocolate, expendedores de lácteos, de panes y de otros productos. También algunos comedores.
“Aquí sufrimos en tiempo de agua (lluvias); de que se llena, los clientes ya no entran. Y a veces llueve a buena hora, como a las 2 de la tarde, y nuestra mercancía se queda, ya no se vende”, cuenta la propietaria de una panadería con más de 50 años de existencia y que ha sido el negocio familiar.
Este miércoles, el presidente municipal, Raymundo Chagoya Villanueva, señaló que para concluir los trabajos se requiere de al menos un año más. Por ahora, y al menos desde diciembre pasado, las obras se mantienen suspendidas y en espera de la autorización de más recursos: otros 110 millones de pesos, según lo dicho por el concejal.
Es decir, que de los 218 millones de pesos que reportó la Sedatu en 2023, la inversión total tendrá que ser de 328 millones. Eso sin contar los 20 millones de pesos que por la reubicación dijo haber gastado el ayuntamiento capitalino de la pasada administración 2022-2024 y lo que cada comerciante ha gastado en la construcción de sus espacios temporales.
Para Minerva, lo anunciado recientemente por el presidente municipal es preocupante, pues implica seguir sufriendo por las lluvias que encharcan los pasillos del estacionamiento, también por las goteras de su local, el que construyó pensando en que sería solo para unos meses.
“Yo le puse unas láminas sencillas porque nos dijeron que iban a ser unos cuantos meses. Ahora en tiempo de lluvias se moja el pan y tenemos que poner nylon. Aquí estamos sacando el agua”, cuenta la comerciante, quien también estima que en estos dos años y medio sus ventas no alcanzan ni la mitad que tenía en la zona de pan y comedores.
Además del estacionamiento, otras zonas donde permanecen reubicados temporalmente unos 600 o 700 comerciantes son los alrededores del mercado Lula’a, la bahía de Periférico y la de la avenida Central. También la última cuadra de la calle Las Casas. En tanto, la zona en remos permanece cercada con maderas.
Este miércoles, el presidente municipal señaló que aunque inicialmente se creía que únicamente faltaban por invertir 5 millones de pesos y que la obra iba a estar lista antes de las fiestas de Guelaguetza, tras analizar los trabajos se concluyó que aún son necesarios otros 110 millones de pesos. Asimismo, se decidió que ahora será el ayuntamiento capitalino el que esté a cargo de la última etapa de la obra.