Aún y cuando su caudal es escaso a su paso por las orillas de la ciudad de Oaxaca, los ríos Atoyac y Salado presentan en sus bordos grandes acumulaciones de desechos y escombro.
En el recorrido realizado a la altura de San Jacinto Amilpas es normal encontrar a la orilla del afluente pestilente, bolsas de basura, desechos inorgánicos, costales con pedazos de cemento y padecería de plásticos.
Y es que a lo largo del trayecto del Circuito Interior partiendo de San Lorenzo Cacaotepec, trabajadores materialistas explotan el playón del Río Atoyac con toneladas de arena.
No obstante, a la altura de los puentes del Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO) y Bicentenario, con los montones de escombro que se han abandonado en el sitio se ha construido parte del bordo para evitar desbordamientos.
La misma situación se observa en la zona del Río Salado, pues desde la zona de San Antonio de la Cal, parte trasera de la URSE y hasta Símbolos Patrios, el bordo del cuerpo de agua presenta sendos montos de escombro y desechos.
A lo largo de dos kilómetros desde el Puente del Rosario hasta su entronque con la carretera federal, ninguna autoridad municipal vigila para evitar o sancionar a quienes descargan de forma ilegal desechos.
Derivado de eso en puntos bajos del río la corriente se obstruye y ocasiona desbordamientos de las aguas negras que arrastra, lo cual afecta a las colonias que se han asentado en sus márgenes.
A su vez, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) informó que ha invertido en el ejercicio 2019, 82 millones de pesos, principalmente en acciones de limpieza y desazolve en diversos tramos del Río Atoyac a través de recursos del Fonden y Seguro de Infraestructura Hidroagrícola.
“La contaminación del Río Atoyac es un problema complejo, con una implementación a largo plazo y que requiere una inversión millonaria, por lo cual es necesaria la corresponsabilidad de los 3 órdenes de gobierno, sectores productivos, académicos, instituciones especializadas y, por supuesto, de la sociedad civil para involucrarse en los procesos de planeación y ejecución de las estrategias, para lograr de manera conjunta una cuenca sustentable”, justificó la dependencia federal.
Añadió que con el saneamiento de los afluentes se beneficiará a un millón de habitantes, además de contribuir a la recuperación del afluente en relación con su flora y fauna.
