Como cada año, previo a la temporada de lluvias, el canto de los insectos conocidos como chicharras o cigarras en Oaxaca, invaden los árboles que se ubican en el Bosque El Tequio, ubicado en la agencia municipal de San Juan Bautista La Raya, Santa Cruz Xoxocotlán.
Aunque existen diversos mitos acerca del canto de estos insectos como quienes creen que anuncian la cercanía de las lluvias, especialistas en materia ambiental afirman que este fenómeno tiene que ver con su ciclo de vida que se acelera durante la temporada de calor.
Este ciclo inicia justamente durante el mes de abril cuando las hembras salen a depositar sus huevos que se asemejan al tamaño del grano del arroz en las hojas de los árboles y al momento de nacer, bajan de los árboles o bien de las mismas hojas que caen al suelo.
Para desarrollarse, las chicharras escarban hasta llegar a las raíces de los árboles de donde se alimentan hasta su etapa adulta que llega al siguiente año y se anuncia con sus típicos cantos que se escuchan en los parques y áreas verdes que se ubican en la Zona Metropolitana de Oaxaca (ZMO).
En lugares como el Bosque El Tequio, sus cantos se escuchan como un gran concierto que atrae a las y los niños que acuden a este parque, quienes son testigos del ciclo de vida de este insecto que a decir de los ambientalistas llegan a vivir de 12 hasta 17 años.
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Se estima que en todo el mundo existen más de 3000 especies de chicharras, de las cuales al menos 100 habitan en México y más de 50 en las diferentes regiones del estado de Oaxaca.
En su artículo denominado “Cuando cantas las Cigarras”, Fabián Capechcchi, explica que sus famosos cantos es lo que atrae a las hembras. “Los machos cantan en sinuosos coros estridentes, flexionando sus timbales, órganos en forma de tambor que se encuentran en el abdomen”.
Detalla que los pequeños músculos comprimen y deforman rápidamente los timbales que se llenan de aire y se vacían, generando el característico ruido. El sonido se intensifica por el abdomen mayormente hueco de la cigarra, que funciona como una caja de resonancia, con distintas cadencias rítmicas de acuerdo a las distintas especies. En otras palabras, las chicharras son como una orquesta de acordeones en miniatura”.
Aunque su ciclo de vida es largo, para muchos de estos insectos salir a la intemperie representa un peligro y un festín para las aves y animales que se alimentan de ellos. Además, un espectáculo y conocimiento para las y los pequeñines que acuden en El Tequio donde admiran el proceso de desarrollo de estos insectos, desde que salen del suelo, cambio de piel, sus cantos hasta sus vuelos.
