Faltaban 10 minutos para las 10:00 horas cuando el personal de seguridad de Palacio de Gobierno empezó a retirar dos vallas metálicas de la entrada principal, por el lado del zócalo.
Se estaban alistando para el macrosimulacro de un supuesto sismo de magnitud 7.9 con epicentro en Santa Lucía, Miahuatlán.
“Así, ¡qué chiste!”, se oyó decir entre algunas personas que estaban afuera del inmueble para ingresar después del evento.
Ya que estaban preparando todo para la salida de los trabajadores desde antes que sonara la alerta sísmica.
Mientras tanto, en los puestos ambulantes y las personas sentadas en las jardineras o en los restaurantes cercanos, seguían en sus actividades normales sin preocuparse por nada.
“Ya llamé a mi casa para informar del simulacro, para que no se asusten porque no es real”, decían de otro lado.
Al marcar el reloj a las 11:00 horas, empezaron a sonar las alertas sísmicas y el personal de Palacio de Gobierno comenzó a salir, en orden, sin alteraciones ni tampoco alguna situación que pudiera ser de peligro.
Todos avanzaron hacia el kiosco del zócalo de la ciudad donde se encuentra el punto de reunión en caso de temblores.
Mientras tanto, de los puestos, nadie se movió, tampoco hubo personas buscando un lugar donde no representara un peligro.
Quienes estaban sentadas en las jardineras, ahí se quedaron.
Solamente algunos comercios desalojaron a su personal y otros ni se enteraron y continuaron con su día de manera normal.
El personal de Palacio de Gobierno, que sumó más de 60, regresó sin mayores complicaciones a sus quehaceres y de acuerdo con los coordinadores de Protección Civil de dichas oficinas, comentaron que se redujo el tiempo de salida.
En tanto, en los mercados 20 de Noviembre y Benito Juárez, las actividades se realizaron sin mayores contratiempos, los comerciantes y la clientela se quedó al interior sin salir a buscar el punto de concentración en caso de emergencia.
En un sondeo con algunas cuentas personas, se detectó que no todas tienen el interés de participar, porque un simulacro nunca va a compararse con la realidad.
