A casi dos años de que el Templo de la Defensa resultara seriamente afectado por los sismos de septiembre del 2017, las autoridades correspondientes hasta el momento no han realizado los trabajos de restauración, por lo que el riesgo de un accidente se mantiene latente, dijeron feligreses.
Entrevistado a las afueras del recinto religioso, Saúl Abad, dijo que a simple vista se ve que todo el interior del templo se encuentra agrietado; asimismo, la fachada, de igual manera el campanario que está desfasado de la torre varios centímetros, “en cualquier momento se puede venir a tierra”.
En un recorrido por el templo católico ubicado en las calles de Fiallo y Arteaga, a escasos metros del zócalo capitalino, se pudo establecer que en la entrada principal el paso se encuentra restringido con cintas amarillas de peligro; en tanto, el estacionamiento vehicular no está permitido en la zona.
Melquíades Ríos citó que luego de los sismos agentes de vialidad municipal pintaron en el asfalto señalamientos de no estacionarse; sin embargo, ahora la pintura de color blanco no se nota, aparte los elementos un tiempo estuvieron pendientes de que se cumpliera la disposición, pero “ya se les olvidó”.
El ciudadano, quien es vecino del barrio, entre otros, dijeron que todos los días muchas personas acuden a los oficios religiosos, pero no se ha tomado alguna otra medida de prevención, solamente está prohibido en el interior el uso del teléfono celular, por lo que consideraron que existe un peligro constante.
En el interior del templo existen varios oficios pegados en la pared por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en donde se da a conocer el estado que guarda el inmueble; asimismo, los riesgos y la responsabilidad de quienes autoricen el ingreso de personas; sin embargo, nadie hace nada por su intervención y pronta rehabilitación.