Remodelación tira ventas de pan; empiezan de cero
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

La Capital

Remodelación tira ventas de pan; empiezan de cero

Nulas ventas; ahuyenta a clientes la reubicación de los locales, la inseguridad y el limitado espacio


Fotos: Adrián Gaytán / Con la reubicación se desplomaron las ventas
Fotos: Adrián Gaytán / Con la reubicación se desplomaron las ventas

El ruido de los camiones del transporte público y de los vehículos particulares ahogan el llamado de decenas de mujeres que ofrecen el pan traído de Santo Domingo Tomaltepec, de la Villa de Etla, de San Antonino Castillo Velasco y demás comunidades de los Valles Centrales. El aroma del pan de cazuela, de las hojaldras, del pan de yema e incluso de los bolillos y las teleras se pierde entre el aire contaminado por el humo que sale de los tubos de escape de los autos.

A sus 85 años de edad, doña Soledad se ve obligada a empezar “casi desde cero” en “La Estrella”, cuando ella y apenas un puñado más de mujeres fundaron lo que ahora se conoce como la zona de pan y comedores del Mercado de Abasto Margarita Maza de Juárez. Aun con la espalda encorvada y una dolencia crónica en sus caderas, se resiste a dejar de trabajar.

Con un barredor o escobilla de palma, su hija y una trabajadora le ayudan a quitar la ceniza los panes que han salido del horno de leña, mientras ella cuenta y acomoda los panes amarillos producidos en su natal San Antonino Castillo Velasco. Pero incluso ocupada, toma fuerzas para ofrecer el pan recién elaborado a toda persona que entra al nuevo local, uno improvisado tras la salida de la zona de pan y comedores.

¿Qué va a llevar? ¿Cuánto?”

Nadie responde a la oferta.

¿Va a querer pan?”

En los locales cercanos es casi es mismo llamado u ofrecimiento, pero durante al menos 15 minutos no hay ventas.

 

El área de pan en el estacionamiento

 

Afluencia mínima

Pasadas las 10:00 horas, la afluencia es mínima en el interior del estacionamiento. Pero aun en los puestos del exterior, donde el tránsito es mayor, pocos se detienen a comprar el pan.

Lo que hasta hace unas semanas eran sus siete locales son apenas una caseta de láminas y maderas en el interior del estacionamiento municipal de la Central de Abasto y dos locales provisionales.

Yo empecé desde el principio de la Central, cuando nadie venía. Así como estamos aquí, nadie venía”.

Soledad, quien tuvo un puesto en el mercado 20 de Noviembre, fue reubicada en 1978 en el naciente Mercado de Abasto. Ahí le tocó empezar desde cero hace casi 45 años. Y ahora, nuevamente, debido a la rehabilitación de la zona como una obra que el gobierno federal proyectó para ser concluida en casi un año.

Con el inicio de la remodelación de poco más de 700 puestos de la zona de pan y comedores, varios comerciantes y productores como ella han visto desplomada sus ventas hasta en más del 50 por ciento.

Pobremente se hacen dos bultos o tres (de harina), antes hacía cuatro, cinco o hasta seis”, cuenta la panadera.

 

Bajas ventas, solo uno de los problemas

Las bajas ventas son solo uno de los problemas tras la reubicación temporal, que para algunos inició hace poco más de dos semanas y unos más hace 10 días. Rosa Elvira Aguilar, panadera de la Villa de Etla es hija de otra de las fundadoras de la zona de pan: Martha Gutiérrez.

Su local temporal está también en el estacionamiento, pero del lado el periférico, casi frente a los locales de molinos que también se reubicaron. Para ella, la reubicación significó una fuerte inversión para la compra de láminas y demás materiales del local. Aunque las ventas han bajado, el tener una cartera de clientes frecuentes y pedidos le han ayudado a resistir.

Nos dijeron que los puestos de adentro (en la zona de panes) no nos van a costar, pero nos está costando estar acá. Tenemos que pedir (dinero) prestado”.

La inseguridad es otro de los problemas que observa en la zona: “allá afuera están robando, a pesar de que estén la policía municipal o la Guardia Nacional. Está muy peligroso aquí”.

Construir los locales provisionales para ofrecer el pan o los alimentos ha representado una inversión propia de al menos 40 mil pesos, como en el caso de Ricardo, encargado del comedor doña Mari.

Él, que ya tenía una clientela fija hasta hace 15 o 20 días, cuenta que las ventas han bajado al menos en un 20 por ciento. “Apenas nos estamos acoplando”, comenta el trabajador, en cuyo puesto apenas había un comensal en la pequeña mesa improvisada con una tabla de madera y algunas sillas.

 

Ha comenzado la demolición para rehabilitar locales

 

Falta agua potable

La insuficiencia de agua potable es otro de los problemas que ha enfrentado en este nuevo sitio, el que sus clientes (otros locatarios del mercado) ya casi no frecuentan porque les queda lejos o no lo encuentran.

Con la obra de remodelación, para la que la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano estimó una inversión de más de 200 millones de pesos, cientos de locatarias y locatarios han resentido la reubicación temporal.


aa

 

Relacionadas: