La fe se impone a la pandemia
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La fe se impone a la pandemia

La romería volvió al templo de San Juan Chapultepec, en donde la restricción de aforo dejó fuera a cientos de feligreses y sus imágenes; lejos de peticiones materiales, fieles coincidieron en que lo que se agradeció y pidió fueron la salud y la vida


La fe se impone a la pandemia | El Imparcial de Oaxaca

La pirotecnia fue constante durante la celebración. La noche del martes, fue la banda de música la que anunció el resurgimiento de una celebración reducida en 2020. Casi como en el 2019, las calles de llenaron de puestos donde se mezclaban el aroma de las flores y el poleo con los de la barbacoa, los dulces regionales, el pan y todo tipo de frituras.

La madrugada y mañana del miércoles, la romería y el fervor católico se impusieron a la pandemia en San Juan Chapultepec, ciudad de Oaxaca. Cientos llegaron a pie, desde sus casas en la comunidad o luego de bajar del mototaxi y de sus autos. A este, uno de los santuarios de peregrinación por la Virgen de Juquila, también llegaron caravanas ciclistas que antes habían acudido a Santa Catarina Juquila.

Casi a la par, el papel picado, las flores y las veladoras daban cuenta de más festejos para la virgen en otras partes de la ciudad, como en el Infonavit Primero de Mayo.

Luego de un año con mayores restricciones por la pandemia, la celebración de la Virgen de Juquila en Oaxaca se colmó de fervor, de feligreses venidos de comunidades como las del Valle Eteco y de Ocotlán.

Entre medidas sanitarias y aforo reducido, el templo de San Juan Chapultepec recibió a sus fieles, decenas de los cuales se quedaron afuera durante las misas, pues el máximo permitido fue de 200 personas.

En peregrinación ciclista, algunos creyentes mostraron su respeto y fe en la Virgen de Juquila, aunque para varios comerciantes y ferieros la festividad no logró la reactivación ideal, pues las ventas fueron menores a las de 2019. El temor por los contagios es latente, decían comerciantes y feligreses.

“De que hay ambiente, lo hay. Gracias Dios y a la Virgen tan linda porque la gente tiene fe y viene”, contaba la comerciante Hilaria Pérez, para quien las ventas eran mínimas. A los pies de uno de los accesos al templo, aunque cerrado, observaba cómo decenas de creyentes se quedaron a escuchar la misa. Como ellos, cientos aguardaban en una fila que se extendió por la entrada principal de la parroquia y varios metros más sobre la calle.

Pero la fiesta no fue la misma que antes de la pandemia. “Siendo honestos, muy poca gente ha bajado, aquí la fiesta la hacen las personas de los pueblos de Ocotlán, de Zimatlán, del valle, son las que compran; la gente de la ciudad solo viene a ver a la virgen, trae su veladora y se regresa”, explicó Felipe, también comerciante de San Juan. “Creo que la gente todavía tiene miedo de salir”.

Con cubrebocas, aunque no siempre se respetó la sana distancia, la feligresía llegó al templo. En familia, en grupos de ciclistas o en solitario, no faltaba quien a unos metros compraba un ramo de flores, veladoras o una medallita. El regateo era parte de la transacción para llevarse un recuerdo de la visita a la Virgen de Juquila.

“Nos sentimos bien y alegres”, contó Josefa, para quien esta era la primera ocasión que visitaba a la virgen, una de las tres más veneradas en el estado de Oaxaca (las otras son la Virgen de Guadalupe y la de la Soledad). Aunque para su madre, una mujer de alrededor de 80 años, era ya una costumbre que se vio interrumpida en 2020 por la pandemia.

Tras salir de la misa, un grupo de siete ciclistas de la caravana San Juan de Dios tomó un descanso junto a los puestos de comida. El recorrido de hora y media desde el Valle Eteco fue la culminación de su peregrinar anual, el que empezó con el viaje al santuario de Santa Catarina Juquila.

“Vinimos a dar gracias, por estar bien y con vida. En otras ocasiones hay quienes piden otro tipo de favores: familia, hijos, esposa o cosas materiales. Pero creo que ahora la mayoría pide salud, por la familia y que todos estemos bien y salgamos adelante después de todo esto (la pandemia).

Para la familia Reyes Velázquez, en el Infonavit Primero de Mayo, la celebración de este año fue para agradecer por la vida y recordar a quienes se han ido a causa de la pandemia.

Por más de 20 años, en los que ha acudido al santuario de Juquila, su costumbre se ha expandido a los demás vecinos, pues a su regreso de Juquila celebra cada 8 de diciembre a la imagen. Este miércoles, el festejo congregó nuevamente a los creyentes, entre quienes se compartió la comida y la fe, algo que Silvia Sánchez, quien consideró importante en tiempos de pandemia.

“En nuestra familia, muchos murieron de Covid, entonces nuestra ida a Juquila fue para agradecer que estamos bien y que ella (la virgen) nos dio permiso de ir a verla y hacerles su misa”.