Ante abandono El Llano, se resiste a desaparecer
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Ante abandono El Llano, se resiste a desaparecer

Su última remodelación ocurrió en 2009, entre severas críticas debido a que los trabajos no se apegaban al estilo original del parque


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Centro de reunión de familias oaxaqueñas, espacio destinado para alojar a diversas especies de nuestra flora, mudo testigo de diversos sucesos históricos, el Paseo Juárez reclama de mantenimiento ante su constante deterioro, tanto por el paso del tiempo como por la depredación de los propios usuarios.

Su última remodelación ocurrió en 2009, entre severas críticas debido a que los trabajos no se apegaban al estilo original del parque y por posible derribo de árboles considerados históricos, entre ellos, algunos que se afirma fueron sembrados por los generales José María Morelos, Guadalupe Victoria y Antonio de León.

Es el más emblemático de la capital, y junto con el Zócalo y la Alameda de León ha sufrido el embate de intervenciones, abandono de sus jardines y la recuperación de su arbolado. Actualmente, se enfrenta a la presencia de quienes llegaron a instalarse para vender dulces, golosinas, tacos, tortas, fritangas, aguas frescas, empanadas y hasta ropa típica.

En aras de revertir este deterioro, la Coordinación Ejecutiva del Centro Histórico realizó labores de limpieza, saneamiento, restauración y embellecimiento en el Paseo Juárez, como un primer paso de las acciones que se pretenden llevar a cabo para su total rehabilitación.

Alicia Bueno Velasco explicó que se repintaron los contenedores de basura, se despegaron calcomanías de postes y señalética; además de que se lavaron diversas áreas.

La intención es acudir a su rehabilitación y crear conciencia entre la ciudadanía que se deben de cuidar estos espacios, por lo que en conjunto con otras dependencias del Gobierno Municipal se recuperará al igual que otros jardines y parques.

Debido a lo que significa El Llano para todos los oaxaqueños, dijo que la actual administración municipal atenderá de manera permanente los requerimientos con la intención de recuperar poco a poco su esplendor.

Por lo pronto, se han cancelado los permisos para realizar eventos que puedan dañar su estructura física y con ello el arbolado, además de que se realizan recorridos para evitar que se lleguen a instalar comerciantes que carecen de permisos.
Ambientalistas coincidieron en que tianguistas y vandalismo han ocasionado serio daño al mobiliario urbano, a los árboles y fuentes, “jardineras fueron dañadas por los comerciantes, colocar estructuras metálicas para colgar sus lonas provocaron daños que se deben reparar”.

Urge mantenimiento a las jardineras, “atender los árboles dañados, pero no sólo una poda mínima como sucedió con las palmeras que hoy se mueren sino con una poda de altura y atención para evitar las plagas”, dijo Jorge Narváez.

El artista Francisco Verástegui insistió en el cuidado y preservación de árboles históricos que fueron sembrados por Morelos y por el botánico Cassiano Conzatti, entre ellos, el “Higo de Morelos» situado frente al Templo de Guadalupe, que también pudo haber sido sembrado por Manuel Fernández Fiallo.

Coinciden que es urgente que las autoridades intervengan para llevar a cabo un trabajo de conservación integral que permita atender ejemplares en peligro, librándolos de hongos e insectos.

Sobre todo porque gran parte de las afectaciones al arbolado son causadas por las propias autoridades, quienes de manera frecuente y sin allegarse de información, plantan en las jardineras especies de flores que requieren mucha agua y que a su vez, dañan a las especies más grandes.

En su nacimiento fue conocido anteriormente como El Llano de Guadalupe y Alameda de Netzahualcóyotl. En la década de los 70 adoptó su forma actual, tras cerrar el zoológico que llegó a funcionar.

En 1843 y 1858 tuvo cambios en su traza y durante los conflictos de la Guerra de Reforma sufrió abandono y deterioro ante la situación bélica. En 1870 fue ampliado hacia el sur y en 1878 fue concluida una nueva área hacia el norte. En 1882 fue cambiado su nombre a Alameda de Guadalupe y en 1886 a Alameda de Netzahualcóyotl, siendo plantados fresnos y dispuestos diferentes setos para su decoración.

En 1894 fue retirada la fuente de cantera que donó Morelos y en su lugar se colocó un monumento a Benito Juárez. El Llano mide aproximadamente 250 metros de largo por 75 metros de ancho y colinda con el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y Capilla de Belén.