En todo el estado de Oaxaca es común ver perros libres, sin dueño, por las calles. La ciudad y cualquier poblado de los municipios siempre tienen canes en sus calles o plazuelas.
Mucho más que en otros estados de la República mexicana, en Oaxaca se vive este fenómeno como una cotidianidad que, de tan normalizada, es parte de la cultura y la forma de vida de los oaxaqueños.
El Centro Histórico no es la excepción, y a pesar de ser un lugar turístico, por él deambulan cientos de perros callejeros que buscan el favor de algún humano, para poder comer o beber.
No es una situación incómoda, pues la presencia de los animales parece natural, sin embargo, los peludos sufren hambre y abandono en la vía pública, además de abusos y violencia en muchos casos.
La situación se complica debido a que los perros callejeros pueden llegar a convertirse en un problema de salud pública, pues son transmisores de enfermedades como la rabia, o corren el riesgo de volverse ferales en caso de agruparse en manadas con poco o nulo contacto con las personas.
Sin embargo, hoy uno de estos perros callejeros ha llamado la atención de las personas a nivel nacional e internacional porque “es diferente”. Es un can al que le atraen las concentraciones de personas y que gusta de acompañar las calendas, saltar y dar vueltas con la música y ladrar a los cohetes que tiran en estas festividades.
Llamado arbitrariamente por un desconocido “Mazapán”, ha causado furor por la festiva actitud que tiene y las piruetas que hace, volviéndose viral por la controversia que ha generado su condición.
Callejero, sin dueño, sin techo, pero en buena forma, no está en los huesos como otros. Han lanzado una petición en Change.org para que sea la imagen cultural de la ciudad. Los animalistas y activistas protectores de los animales se dividen, unos apoyan que sea adoptado, otros que se quede en la calle, pues argumentan que es cuidado por las personas que trabajan en los comercios cercanos al Andador Turístico, lugar donde se encuentra este can.
Las gracias que hace “Mazapán” le ayudaron a captar la atención. Sin embargo, muchas personas resaltan que este cuadrúpedo es uno de los cientos, incluso miles que viven en esa misma situación, de calle, de abandono, de ser ignorados y maltratados, sin que las autoridades se hagan cargo de la problemática.
Las legislaciones hechas a favor de los animales en Oaxaca aún sigue siendo letra muerta en su aplicación. La labor de personas como Doña Miguelina, quien tiene un albergue con más de cien canes, se vuelve controvertida, pues hay quienes la reconocen, pero hay quienes la critican, sin que reciba alguna ayuda de alguna instancia gubernamental.
La historia de “Mazapán” es una moneda de dos caras que muestra a un singular peludo, lleno de alegría por las fiestas y eventos, pero que ha tenido que acostumbrarse a sobrevivir en la calle, donde afortunadamente se ha encontrado con personas conscientes que lo alimentan y le dan un poco de atención.
El otro lado, el lado real y cruel de la moneda es el abandono no sólo de él, sino de otros perros, gatos y mascotas que fueron abandonados y no son famosos, pero que merecen las mismas atenciones y respeto que “Mazapán”.
