Pese a la mala organización rebasa expectativas Primer Lunes del Cerro

En la primera edición de la Guelaguetza 2018, la afluencia turística rebasó las expectativas de las autoridades gubernamentales, que reportaron una ocupación hotelera de casi el 100% en la capital oaxaqueña.

Pese a la mala organización del personal de la Secretaría de Turismo, que no permitió el ingreso de la totalidad personas que hicieron fila desde temprana hora para ocupar los palcos “gratuitos” del auditorio, los empresarios y prestadores de servicios confiaron en rebasar los registros del 2017.

La molestia de los visitantes se hizo notoria cuando pretendían ocupar los palcos C y D, porque fueron informados que la mayoría de los asientos ya habían sido vendidos en estas zonas que deberían ser gratuitas.

“La Guelaguetza dejó ser del pueblo”, señaló molesta una mujer mientras abandonaba el auditorio del Cerro del Fortín, acompañada por un grupo de familiares que provenían de Puebla y Veracruz.

Coincidieron en que la máxima fiesta de los oaxaqueños se ha convertido en un verdadero negocio para las autoridades, que se han apropiado de las tradiciones y cultura que venden al mejor postor.

Así también, los oaxaqueños se mostraron sorprendidos por el precio de los productos en las inmediaciones del auditorio, que se incrementaron entre 10 y 20%.

“Un vasito de agua de limón costó 15 pesos. Una orden de tacos 40 pesos y una tlayuda en 60 pesos; no es posible que el Gobierno autorice estos precios, cuando muchos, del verdadero pueblo, somos de poco dinero. Están ofreciendo productos solo para el turismo”, expuso Magdalena Cruz, habitante de la colonia Volcanes.

De manera extraoficial, empleados de la Secretaría de Turismo revelaron que los boletos del palco C fueron distribuidos entre los hoteleros, quienes se dedicaron a vender los boletos desde hace 15 días.

Mientras, durante su visita a la entidad en el Primer Lunes del Cerro, la secretaria de Cultura, María Cristina García Zepeda, garantizó los apoyos para Oaxaca en la recuperación del patrimonio dañado por los últimos sismos de gran magnitud, con un recurso de mil 200 millones de pesos.

“Seguimos platicando con el gobernador y nos mantenemos comprometidos en la recuperación del patrimonio. Están garantizados los recursos para Oaxaca”, insistió la funcionaria federal.

CRÓNICA
¡Vámonos a la otra Guelaguetza!

A las 9:30 horas, decenas de personas ya no encontraban lugar para poder ingresar al Auditorio Guelaguetza.
Una larga fila que se había formado desde las 7:00 horas, desanimaba a quienes pretendían ingresar a último momento, mientras que aquellos, ya formados, ansiaban entrar para tomar asiento.

La carretera hacia el Cerro del Fortín fue cerrada desde temprana hora y cientos de vehículos tomaron vías alternas para poder llegar a la Guelaguetza, que lucía abarrotada y sin espacios en las inmediaciones para quienes quisieran estacionarse.

Decenas de policías formaban vallas y daban indicaciones sobre el lugar de ingreso y salida del auditorio, donde algunos pretendían burlar la seguridad y pasar a la zona, donde ya lucía un lleno total.

Cinco jóvenes con mochilas en la espalda quedaron sin la oportunidad de poder ingresar, pese a la pretensión de querer convencer a los elementos policiacos de permitirles entrar aunque ya no hubiese asientos.

“Nos quedamos parados poli, venimos de muy lejos”, dijo una joven de cabello castaño, que ante la negativa del uniformado se dio la vuelta y se dirigió a sus compañeros: “Vámonos a la otra Guelaguetza”, refiriéndose a la que profesores de la Sección 22 del magisterio oaxaqueño iniciarían minutos después en el Estadio de futbol del Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO).

A unos metros, en las faldas del Cerro del Fortín, otro grupo de jóvenes que ya se retiraba de la zona, no perdió la oportunidad de tomar fotos a la tanqueta de la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSPO), que se mantenía estacionada con varios uniformados a bordo.

“Mira, tómale una foto. Ya no veía una desde el 2006”, señaló un hombre de cabello cano a una joven mujer, al mismo tiempo de preguntarse cuál fue el motivo o el “miedo” de las autoridades para sacar dicha unidad.