Sincretismo religioso afectado por pandemia en Tehuantepec
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Sincretismo religioso afectado por pandemia en Tehuantepec

Católicos de Tehuantepec suspenden la guardia del Centurión, el Viacrucis y la visita a La Cueva


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Derivado de las restrictivas por la pandemia del Covid-19 implementadas por las autoridades de salud, en la suspensión de eventos masivos para evitar la aglomeración de personas, las actividades representativas del sincretismo religioso de Tehuantepec, no se llevan a cabo este año, siendo la primera vez en décadas, pues no hay registros de la suspensión de estos eventos litúrgicos.

“Estamos buscando en la historia, pero no encontramos datos de la suspensión de estas tradiciones, ni en las grandes epidemias ocurridas en Tehuantepec o en México, como fue el cólera morbo a fínales del siglo antepasado y principios del siglo XX, o la viruela, así como tantas epidemias que se han tenido, podemos hablar del dengue, el dengue hemorrágico, paludismo, sarampión, varicela, zika y hasta el chikungunya, no tenemos datos bibliográficos que se hayan suspendido las tradiciones que algunas tienen más de 400 años de realizarse” explicó Rómulo Jiménez Celaya, cronista municipal de Santo Domingo Tehuantepec.

Señaló que ni por los sismos del 2017, cuando un poderoso terremoto causó severos daños a las iglesias se suspendieron estas tradiciones, pues en el 2018, los templos dañados acondicionaron en sus atrios algunos espacios y excepción de la iglesia de San Sebastián, en otras, como las del barrio Laborío y Lieza, se tuvieron las tradiciones como La Guardia del Centurión y el Viacrucis Viviente, además de la visita al cerro de La Cueva, actividades que conjuntamente con la celebración de los Viernes de Cuaresma, mayordomías y demás que hacen de este lugar sea considerado como de turismo religioso.

“Esta es la primera vez en la historia de Tehuantepec que se suspenden todas las tradiciones religiosas de los Viernes de Cuaresma y la Semana Santa, actividades de gran tradición en los barrios de la Ciudad, como Laborío, San Sebastián, Lieza, Santa María, Santa Cruz, en donde se viven fervientemente las tradiciones de la pasión de Cristo”, apuntó.

La guardia del Centurión (Jueves Santo)

“No se sabe cuándo llegó a Tehuantepec el ritual del Centurión, aunque es probable, según lo que refieren algunos historiadores, es que haya llegado de España, traído por los frailes Dominicos”, reconoció el cronista municipal de Tehuantepec.

Mencionó que esta figura romana en un principio apareció en la escenificación del viacrucis de Jesús, posteriormente el acto de fe de los frailes se modifica, transformándolo en una tradición donde el personaje central es el Centurión.

“Según la historia, un Centurión pudo ser testigo privilegiado de todos los hechos del sacrificio de Cristo. Fue tan buen testigo que se convirtió en el momento de la muerte de Jesús”, expuso. 

“Se dice que estaba acostumbrado a este tipo de cosas, habría visto y dirigido bastantes crucifixiones y no iba a dejarse impresionar por una más; no era un trabajo bonito, pero había que hacerlo, y este oficial (al que la tradición llama Longinos) no es fácilmente impresionable, pero puede captar mejor que otros las características peculiares de esta crucifixión”.

Según la historia refiere que primero pudo contemplar la debilidad de Pilato -su jefe- que consiente en la ejecución de un inocente, aunque intente disfrazar su injusticia con el gesto frívolo e hipócrita de lavarse las manos y decir que era inocente de la sangre de aquel justo.

El Centurión vio también el furor de la muchedumbre, la envidia feroz de los judíos importantes, las lágrimas de las mujeres de Jerusalén- tan pocas comparadas con la multitud que aclamaba a aquel hombre sólo unos días antes-. Para un romano no era fácil de entender lo que pasaba. Simón de Cirene sería forzado a llevar la Cruz de Cristo por mandato suyo cuando vio la extrema debilidad de Jesús.

Después escucharía una a una las siete palabras del Señor en la Cruz y la conversión de uno de los ladrones. Quizá facilita la presencia de María al pie de la Cruz. Cada uno de estos hechos serían como luces, o como lanzadas en su alma, que unidas a la acción de la gracia le llevarían a la conversión.

“En el caso de Tehuantepec el Jueves Santo, en la iglesia de San Sebastián, Laborío, La Catedral y otras iglesias se realizan estas actividades que enmarcan el viacrucis que vivió nuestro señor Jesucristo y de acuerdo con la tradición católica, quienes representan al Centurión en este pasaje bíblico son personas que de esta forma desean pagar una manda o guardan penitencia.  Por eso realizan guardia durante más de doce horas portando una pesada careta y un paño negro que les cubre toda la cabeza”, aseguró.

Pero no cualquiera puede ser Centurión, se trata de una tradición antiquísima que solo los hombres pueden realizar previa anotación con el shuana del barrio para apartar el año en que les tocará la representación o el pago de la manda realizada.

El hombre que la hace de Centurión cubre una guardia a la imagen de Cristo por 16 horas, con pequeños descansos de 10 a 15 minutos, sus alimentos son limitados.

La ceremonia litúrgica se realiza a unos metros del velatorio, una capilla alterna que sirve como celda para Jesús, quien es custodiado por un centurión desde las 8:00 de la mañana, hasta las 12:00 de la noche del jueves santo.

Para los católicos, vestirse de Centurión significa el pago de una manda. El Centurión carga una pesada careta y un paño negro que le cubre toda la cabeza, en una de sus manos sostienen un báculo que golpea el piso cada vez que cambia de posición, mientras que con la otra mano aprieta fuertemente una espada, lista para envainar.

Se dice- no comprobado- que en los zapatos del centurión llevan garbanzos para hacer más dura su penitencia o que los zapatos son un número más chico.

A las 12:00 de la noche, los músicos tocan “Dios nunca muere” y el Centurión abandona su celda, se arrodilla frente a una cruz y ante la imagen de la Virgen María agradece la los favoreces realizados y el haber cumplido su manda sin problema alguno.

EL VIACRUCIS

El Viernes Santo, los habitantes de Tehuantepec son testigos de la representación del Vía Crucis, que busca adentrarnos en la meditación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en su camino al Calvario.

Representación en la que los católicos reviven los momentos y sufrimientos vividos por Jesús desde que fue hecho prisionero hasta su muerte en la cruz y posteriormente con la resurrección.

En iglesias como la de Laborío, San Sebastián, Lieza, la propia Catedral y la del Barrio Jalisco, la fe se vive con mucha intensidad durante la celebración de la Semana Santa, en esta última desde hace ya muchos años, se lleva a cabo la representación del Vía Crucis, Camino de la Cruz, Vía Dolorosa o Estaciones, como se le conoce a los incidentes particulares que Jesús sufrió por nuestra salvación.

Son 14 estaciones representadas por un grupo de jóvenes entusiastas que se preparan año con año para vivir con gran fervor la Representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

La tradición se vive con gran respeto y fe por parte del pueblo católico, que desde muy temprano se aposta en las calles para captar el mejor momento de la representación.

En Tehuantepec se realizan varias representaciones, una desde La Catedral, otra en el barrio de Lieza en donde la crucifixión, se realiza en el cerro de la Cueva un lugar emblemático en esta celebración de la semana santa.

Y el que se realiza en el barrio Jalisco, pasando por la iglesia de Laborío para recorrer las principales calles de la ciudad y llegar al cerrito “Cruz Maravilla”, ubicado en el barrio de Guichivere; esta representación es de alguna manera la más emblemática de la celebración litúrgica que se lleva a cabo en la Ciudad de Tehuantepec desde hace muchos años.

El ambiente que se percibe durante la representación es de dolor, angustia y hasta irritación por la manera en como Jesús es tratado por los soldados romanos, siendo castigado de manera injusta.

El Vía crucis es una devoción centrada en los Misterios dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que del Pretorio al Calvario, representan los episodios más notables de la Pasión.

LA CUEVA

También el Viernes Santo miles de personas visitan la cueva ubicada en el Barrio de Lieza de esta Ciudad, donde acuden a venerar a la santa cruz que se encuentra en el lugar.

Niños, Jóvenes, adultos y personas mayores, realizan el tradicional recorrido para darle gracias a la Santa Cruz o pasión Cruz Cueva, en donde hacen oración y prenden su veladora, como señal de agradecimiento por los favores concedidos, otros más con la finalidad de pedir algún milagro.

Ni las altas temperaturas de más de 35 grados que predominan en estos días en la región del Istmo, hacen desistir a los católicos, quienes además son testigo del recorrido de la representación de la crucifixión de cristo que se realiza este día en el lugar.

Muchos de los que suben a este cerro, van con la fe en alto, pues en su mayoría han pedido algún favor y se les concedió, por lo que ni el calor, ni la altura, mucho menos el largo recorrido, hacen mella en su ánimo.

Desde lo alto, dentro de la cueva dan gracias por los favores recibidos y cumplen con su promesa de llegar hasta la cruz el próximo año, para prender su veladora, además de disfrutar del panorama que ofrece el lugar, pues desde ahí se puede observar toda la Ciudad, teniendo una vista inigualable de Tehuantepec.

Cabe destacar que no se tiene datos exactos desde cuando se realiza este ritual, inclusive en la cueva existen pinturas rupestres, y había otras cavidades que conducían al lado sur del cerro, pero tampoco se sabe cuándo fueron cerradas para evitar el paso de las personas.

El mito que se tiene es que desde las instalaciones del ex convento dominico “Rey Cosijopí”, que actualmente alberga a la casa de la cultura, se tenía conexión a este lugar a través de túneles, de La Cueva al cerro Guiengola fortaleza de los zapotecas y de ahí a la zona de Mitla y Montealbán, sin embargo, tampoco se pudo corroborar esta teoría, lo que sí se sabe es que por ahí pasaba un río subterráneo y la cavidad se formó de manera natural, después a alguien se le ocurrió poner una cruz en el lugar.


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