Una iglesia abierta, un llamado a la paz, “una iglesia desarmada, desarmante” que tienda puentes hacia la paz, fue el eje del primer mensaje emitido por Robert Francis Prevost, sacerdote estadounidense nacido en Chicago y quien fue elegido nuevo papa de la Iglesia Católica con el nombre de León XIV.
Alrededor de las 11:30 horas de Oaxaca, casi 20:30 horas de Roma, en medio de una cálida caída de la noche romana y ante miles de fieles, Prevost, León XIV salió al balcón papal a saludar la ciudad y al mundo. Se veía visiblemente emocionado, con las manos anudadas a la altura de su pecho y la mirada y el semblante tranquilo. Los cabellos, tintos en canas, revoloteaban ligeramente sobre ambas sienes del nuevo Papa, que toma la silla de San Pedro y sustituye al fallecido Papa Francisco.
El nuevo papa le rindió homenaje al argentino Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, a quien reconoció el trabajo pastoral y su trabajo de diálogo, encaminado para la paz. “Aun escuchamos la voz del papa Francisco que bendecía a Roma, recordar al Papa nos dice que Dios nos ama, por ello, el mal no prevalecerá, de la mano con Dios, vayamos adelante”, arengó el recién nombrado pastor universal de los católicos.
Y habló en español
León XIV reconoció sus orígenes “soy un agustino, a la iglesia de Roma le envió un saludo especial, esta es una iglesia misionera, una iglesia abierta y un gran puente de diálogo”, les dijo a los romanos y desencadenó una andanada de aplausos, vítores y gritos de apoyo.
En la plaza de San Pedro, repleta, se observaban banderas de Colombia, de Estados Unidos (país de origen del nuevo Papa, de México, una imagen de la Guadalupana portada por un hombre; lábaros patrios de Cuba, de Puerto Rico, de España que ondeaban y saludaban al nuevo pontífice.
Y habló en castellano “saludo de modo particular a la diócesis de Chiclayo, en Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo iglesia fiel de Jesucristo”, indicó en un español claro, diáfano.
Con los miles de fieles que estaban en la plaza, rezó un ave María por la paz.
Abundó que hay una iglesia que camina y busca la paz, siempre de la verdad. El papa escuchó los honores, el himno del Vaticano y, al borde de las lágrimas, alrededor de las 11:50 horas de Oaxca se retiró del balcón papal luego de emitir la bendición a la ciudad y al mundo.