La tensión entre India y Pakistán alcanzó un nuevo nivel crítico después de que el Comité de Seguridad Nacional de Pakistán autorizara una “respuesta contundente” a los ataques aéreos indios que causaron al menos 31 muertos en la región de Cachemira controlada por Islamabad.
El anuncio fue hecho el lunes por la noche tras una reunión de emergencia encabezada por el primer ministro Shehbaz Sharif, quien calificó los bombardeos indios como una “flagrante violación del derecho internacional” y un “acto de guerra”.
“El enemigo ha cruzado una línea roja. Pakistán responderá en el lugar, momento y forma que considere adecuados”, declaró Sharif.
El origen del conflicto
India llevó a cabo la operación aérea el 6 de mayo, atacando lo que llamó “infraestructura terrorista” en territorio pakistaní, como represalia por un atentado ocurrido el 22 de abril en la localidad india de Pahalgam, en Cachemira, donde murieron 26 personas, incluidos turistas. El gobierno indio responsabiliza al grupo militante Frente de Resistencia, con presuntos vínculos con Pakistán.
El gobierno pakistaní denunció que los bombardeos indios alcanzaron zonas civiles, entre ellas una escuela, una mezquita y varios hogares en las afueras de Muzaffarabad. Islamabad asegura que al menos 31 civiles murieron y más de 70 resultaron heridos, incluyendo mujeres y niños.
Pocas horas después de los ataques, el ejército pakistaní afirmó haber derribado cinco aviones de combate indios, así como haber llevado a cabo “acciones de represalia quirúrgicas” contra instalaciones militares en la región de Rajouri, en la Cachemira india. Nueva Delhi, sin embargo, no ha confirmado dichas pérdidas.
Ambas naciones han intensificado su presencia militar a lo largo de la Línea de Control (LoC), con intercambios de artillería reportados en las últimas 24 horas. Los enfrentamientos han causado la evacuación de miles de civiles en zonas fronterizas.
En paralelo, Islamabad expulsó al embajador indio y suspendió todas las conversaciones diplomáticas. Por su parte, India cerró su frontera terrestre con Pakistán, suspendió la emisión de visas para ciudadanos pakistaníes y congeló el Tratado de las Aguas del Indo, un acuerdo histórico firmado en 1960.
Preocupación internacional
Diversos gobiernos y organismos multilaterales han expresado profunda preocupación ante el riesgo de una escalada bélica entre estas dos potencias nucleares.
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Estados Unidos exhortó a ambas naciones a “mostrar contención y evitar una guerra total”.
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China, aliado estratégico de Pakistán, ofreció mediar en un diálogo directo.
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La ONU convocó a una sesión urgente del Consejo de Seguridad para analizar la crisis.
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México, por su parte, emitió un comunicado expresando su “preocupación por la estabilidad regional y el respeto a los derechos humanos”.
Escenario incierto
A pesar de los llamados internacionales a la moderación, analistas militares temen que el conflicto escale rápidamente. Cachemira, territorio históricamente disputado entre ambas naciones desde 1947, ha sido el epicentro de tres guerras y múltiples enfrentamientos.
Por ahora, Islamabad mantiene su posición: responderá de manera proporcional y decidida, pero sin cerrar la puerta a la diplomacia.
“No buscamos guerra, pero tampoco aceptaremos agresiones impunes”, advirtió el ministro de Relaciones Exteriores pakistaní, Ishaq Dar.