Diversas sedes deportivas usadas en los Juegos Olímpicos de Brasil se encuentran abandonadas
Después de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, diferentes instalaciones deportivas especialmente construidas para el evento, no han logrado ser utilizadas como el gobierno pretende. Actualmente se encuentran en total abandono.
Río de Janeiro, Brasil.
Gran parte de las instalaciones deportivas creadas en Brasil para los Juegos Olímpicos de 2016 estaban destinadas a ser un legado para la ciudad y para el país pero varias quedaron en el abandono y el plan original quedó en los papeles.
Esta dura y sincera descripción proviene del propio Christophe Dubi, Director Ejecutivo de Juegos Olímpicos del Comité Olímpico Internacional (COI), quien admitió que los planes para el uso posterior a los Juegos para varios lugares, entre ellos el centro acuático en el parque olímpico, quedaron en la nada.
Christophe Dubi: “el legado para Brasil aún no es perfecto”
Brasil experimentó un crecimiento anual de casi dos dígitos cuando se le otorgaron los primeros Juegos Olímpicos de Sudamérica en 2009. Pero cuando se celebraron los Juegos en 2016, el país estaba sumergido en una de sus peores recesiones en décadas y encerrado en una vorágine de incertidumbre política. Todos los días las calles eran tomadas por manifestantes que criticaban el gasto público destinado al evento deportivo mientras gran parte de la población vivía en la pobreza.
El organizador de Río 2016, Carlos Nuzman, acusado de corrupción
La organización de “Río 2016” estuvo envuelta por escándalos de corrupción. El jefe de los Juegos, Carlos Nuzman, exmiembro del COI y responsable de la organización de los Juegos Olímpicos de Río, será enjuiciado por su papel en un caso de corrupción relacionado con presuntos sobornos en la exitosa candidatura de Río para ser sede de los Juegos. Nuzman enfrenta acusaciones de crimen organizado y lavado de dinero entre otras. La policía allanó su casa y se apoderó de barras de oro, computadoras y un pasaporte ruso, entre otros artículos.
En agosto de 2017, el presidente del COI, Thomas Bach, instó a darle a Brasil más tiempo para implementar planes heredados debido a los problemas políticos y económicos del país.
Actualmente la atención de Brasil está puesta en la ola de violencia e inseguridad que atraviesa al país. En menos de una semana el gobierno de Michel Temer puso al ejército al mando de la seguridad de Río de Janeiro, una medida que deberá pasar todavía por el Congreso brasileño, y creó además el Ministerio de Seguridad Pública. En este contexto, el legado Olímpico ocupa hoy un segundo plano.