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Mis héroes | El Imparcial de Oaxaca

Por: Gabriel Kaleb

Mi abuelito Antonio (papá Toño) es un gran ejemplo. Sus 30 años en el ejército, me enseñaron el valor de nunca rendirse. Su grado de mayor, me dice que cada escalón, representa sacrificio y disciplina.

Cuando me enseña sus fotos, encabezando a los militares de los cuales era comandante, con su espada de liderazgo en la mano, guiándolos en los desfiles y marchando ante miles de personas; o cuando fue el abanderado en una escolta, donde se acercó a saludar la bandera el expresidente Miguel de la Madrid Hurtado, y otras ocasiones más como cuando fue primer vocal del consejo de guerra en la EMCA (Escuela Militar de Clases de las Armas en Puebla); o cuando luchó por la seguridad de los mexicanos, al combatir el crimen organizado.

De todo, le admiro más porque siempre cuidó a sus hijas e hijos, (mi mamá y mis tíos), siempre estuvo con mi abuelita, lo quiero mucho porque detrás de ese carácter firme y estricto se encuentra un abuelito con un gran corazón, me siento muy feliz, de tenerlo en casa, me da consejos y juega conmigo; y me cuenta sus hazañas que no me cabrían en esta hoja.

Pero a pesar que tuvo tantos amigos y compañeros de milicia, con los cuales compartió muchas batallas, él siempre me dice que su principal apoyo y compañera de mil batallas, es mi abuelita Paty. Si tuviera que darle una medalla a alguien se la entregaría, sin dudarlo, a ella. Ella llenó de amor ese hogar que esperaba a aquel ocupado y ausente comandante que regresara de sus operativos y labores militares; este fue un hogar lleno de niños y niñas que encontraban en mi abuelita (mamá Paty) una verdadera comandante, que como el cuidado de un águila, supo llenar el nido de cariño, amor y disciplina. Para mí, ellos dos son mis héroes.

Ahora que mi abuelito ya es jubilado, lo disfruto más, y platico y juego con los dos. Un día les dije que yo quería un arma para pelear; pero me dieron este consejo: “Las armas más poderosas, son el amor, la paz, el respeto, la disciplina, el esfuerzo, la perseverancia, y sobre todo ser feliz”, me dicen que si tengo esas armas, puedo ayudar a mi país a ser el mejor de todo el mundo.