Es algo tan primordial y primitivo, que la vida humana lo ha hecho desde el principio de los tiempos, pero amamantar aún así puede parecer lo más extraño al principio, e incluso completamente doloroso.
Aquí, 5 madres explican exactamente cómo se siente amamantar.
1. Cuando tuve la sensación de que el flujo de leche comenzaba, mis senos se sentían como se siente el estómago cuando sientes que vas de caída en una montaña rusa. Es como esa sensación de hormigueo que tienes cuando tu pie se duerme. La lactancia también me puso extremadamente sedienta durante las tomas y después, así que siempre tenía que beber agua.
Zoraya, 35
2. Mis pezones estuvieron extremadamente adoloridos durante la primera semana más o menos, pero los momentos en que fue doloroso en las primeras etapas también fueron definitivamente tiempos de vinculación. Todavía recuerdo vívidamente haber visto a mis bebés mirarme mientras amamantaba. En comparación, los recuerdos que tengo de cuando los alimenté con biberón no son tan vívidos. También me volví mucho más consciente de cómo mis acciones afectaban directamente a mis hijos como madre que amamanta. Nunca olvidaré que el pediatra de mi hija me advirtió que ya no podía comer pizza porque la salsa de tomate irritaba el estómago de mi hija. Fue un momento aleccionador que me hizo darme cuenta de que estaba tan conectada con mis bebés, que incluso mis elecciones de alimentos jugaron un papel en su bienestar.
Erica, 33
3. Honestamente, lo odié al principio. Mis pezones siempre me dolían y estaban heridos. Tres días después de dar a luz, mis senos se congestionaron. Eso fue en cierto modo más doloroso que el nacimiento mismo. La gente me recomendaba duchas calientes o tratar de bombear un poco para aliviar la presión. La realidad es que solo necesitaba dejar pasar el dolor. Una vez que pude regular mi suministro a través de un ciclo de alimentación y bombeo, comenzó a ponerse más cómodo. Solía usar mantequilla para los pezones para aliviarme, lo que ayudaba a refrescar y calmar los pezones agrietados, pero después de unas seis u ocho semanas, ya no había necesidad.
Dania, 34
4. La primera vez que un bebé se prende es una de las cosas más dolorosas que experimentarás. Las encías de los bebés son fuertes incluso sin dientes. Un par de días de eso te produce dolor, pero luego desaparece y caes en un ritmo. La bajada literalmente se siente como suena: una sensación de chorro y un posterior vaciado. Personalmente, disfruté el momento de tranquilidad a solas con mis bebés cuando amamantaba y solo éramos ellos y yo. Tenía que tratar de no hacer algo más mientras los alimentaba (es muy tentador) y dirigir mi atención únicamente a la persona pequeña que me miraba.
Karla, 38
5. Aunque suene cursi, es una forma maravillosa de crear un vínculo con tu bebé. Por supuesto, también existen algunas partes difíciles: como el dolor, la dificultad para que el bebé se enganche [al pezón] o que no producir suficiente leche. Es muy frustrante cuando tu bebé está luchando por prenderse del pezón. Están hambrientos y llorando, y sabes que tienes la solución allí, pero sus bocas no han descubierto qué hacer. Es una amplia gama de frustración, tristeza, ira y, luego, alivio dulce cuando lo resuelven: ¡todas las emociones! Otra sorpresa de amamantar: todo lo que tengo ahora está cubierto con una capa de leche materna: ropa, muebles, etc. Yo tenía mucha leche, así que cuando ocurría la caída, literalmente salía disparada de mi pecho.
Catalina, 29