En un mundo que parece reconfigurarse frente a nuevos desafíos, la industria del turismo no es ajena a las tendencias que marcarán su futuro próximo. Recientes estudios, revelan que un buen número de turistas, que tradicionalmente se dirigían a Canadá, hoy se enfocan en destinos más cálidos y accesibles, como México y Estados Unidos. Este cambio no solo refleja una búsqueda de experiencias enriquecedoras, sino también una adaptación a nuevas realidades económicas, y sociales.
En 2021, la paralización de la movilidad, y las restricciones sanitarias, provocadas por la pandemia de COVID-19, pusieron en jaque a la industria turística nacional, evidenciando sus vulnerabilidades, y la necesidad de replantear estrategias de adaptación, y comunicación efectiva, para minimizar los daños a uno de los principales motores de crecimiento económico del país.
Esas estrategias y los resultados positivos, es lo que Fernando Antonio Mora Guillén, comparte en el capítulo Una Visión del Turismo en Tiempos de Crisis (COVID-19), en su libro “Comunicación en Tiempos de Crisis: Responder, Resolver y Crecer”, donde a través de su propia experiencia, analiza a fondo el impacto de la pandemia en el turismo, así como la falta de preparación y la ausencia de estrategias de comunicación efectivas.
Uno de los puntos clave que aborda el autor, es el papel de la comunicación en la gestión de la crisis pues a su consideración, los mensajes contradictorios y la falta de claridad en los protocolos de seguridad, generaron confusión, y desconfianza entre los viajeros.
Otro aspecto relevante es el cambio en el comportamiento de los turistas tras la pandemia pues, mientras que los destinos más dependientes del turismo de masas, enfrentaron dificultades, otros apostaron por diversificar su oferta, para atraer visitantes.
Mora Guillén reflexiona sobre la resiliencia del sector, y la importancia de repensar las estrategias comunicacionales para el futuro. En tiempos de crisis, sostiene, “la información oportuna y precisa es esencial para generar confianza, y el sector turístico debe aprender a ser flexible y proactivo frente a situaciones imprevisibles”.
El autor destaca que la pandemia ha sido un recordatorio de la vulnerabilidad del sector, pero también una oportunidad para reinventarlo, aprovechando las nuevas tecnologías y los cambios en el comportamiento del consumidor.
El turismo del futuro debe ser inclusivo, sostenible y responsable, y las lecciones aprendidas durante la crisis sanitaria, deberían servir de base para construir una industria más resiliente.
“La pandemia, debe servir como una lección para que la industria adopte estrategias más flexibles, y tecnológicas. En este nuevo escenario, el turismo debe evolucionar hacia un modelo más responsable, sostenible e inclusivo, donde la confianza del viajero sea el eje central de su recuperación”.