Cuando está en Europa, Patricia Trujano tiene como meta llevar la música mexicana, pero cuando visita su país se siente responsable de traer temas europeos, pues piensa importante compartir algo de lo que se hace en ese continente y abrir otros horizontes para el público, a través de la ópera y música clásica.
Reconoce que el estado cuenta con grandes cantantes de música tradicional, pero prefiere ofrecer un repertorio distinto (aunque al final interprete dos o tres temas mexicanos y oaxaqueños).
Este sábado 26 de agosto, la soprano originaria de Huajuapan de León cantó en el Centro Cultural San Pablo, en compañía del pianista francés Pierre-Arnaud Le Guérinel; la presentación fue la tercera de su estancia en Oaxaca, antes estuvo en el teatro Macedonio Alcalá y en la explanada municipal de Tlaxiaco.
Patricia, quien desde muy pequeña empezó en la música y cantaba en las misas junto a sus ocho hermanos, lleva cuatro años en Viena, donde estudia música sacra y se alista para una especialidad en oratoria y canto. En Europa, piensa seguir por un buen tiempo, pues no percibe un escenario idóneo para la cultura en México (ante la apoyos y espacios para los artistas, señala). También porque quiere seguir su preparación y probar otros escenarios.
En Europa, Patricia ha participado en varios proyectos, “porque uno como artista no puede quedarse en una sola cosa”. Uno de esos proyectos es Divas Mexicanas, conformado hasta hace unos meses por cinco jóvenes cantantes, quienes a través de la ópera cabaret hablan de la migración en carne propia y la de otros mexicanos cuando van a Estados Unidos en busca del sueño americano.
Aunque algunas de las “divas” están ahora en otros proyectos, Patricia continua en él junto a Liliana Arreola.
Inicialmente, estuvieron Abigaíl Coral Almeida, Sthepany Peña, Adriana Hernández, Liliana Arreola y Patricia Trujano. Todas con el deseo de transmitir y llevar a Europa la música tradicional mexicana, a través de la migración y la denuncia por la falta de justicia.
Pero, ¿cómo han vivido ella y sus compañeras la migración?: “Nos enfrentamos a muchas cosas porque llegamos a Europa pensando que íbamos a ser la futura María Callas, Pavarotti, Plácido Domingo…”, cuenta sobre la vida en un país donde han de aprender alemán y trabajar para sobrevivir.
En su caso, fue un cambio radical por el idioma, la comida e incluso por vivir la discriminación por su tono de piel que a veces choca con la idea de que ésta debe ser 100 por ciento blanca.
“Muchas veces te sientes discriminado porque en las audiciones es difícil que te acepten porque no están buscando un perfil tuyo, están muy acostumbrados a güeras, altas, ojos verdes… y llegas tú; que para mí es maravilloso nuestro color, pero en Europa algunas cuestiones están todavía muy cerradas”, expresa.
Me ha tocado hacer de todo, dice Patricia, quien proviene de una familia que ha conocido de las carencias. En Viena, además de estudiar, ha trabajado como niñera, limpiando casas o atendiendo en un restaurante. Sin embargo, no lo ve como un motivo para avergonzarse, sino para decir que en esta vida todo se puede, que los sueños también dependen de la determinación.
“Mi vida ha sido difícil como migrante, pero al mismo tiempo he disfrutado convivir con otras culturas y eso me ha enriquecido muchísimo”.
