Producto farmacéutico para imbéciles, obra que cuestiona al arte contemporáneo
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

En Escena

Producto farmacéutico para imbéciles, obra que cuestiona al arte contemporáneo

Los actores Mario Alberto Monroy, Alonso Íñiguez, Romina Coccio y Carmen Ramos entran en personaje con nombres que hacen referencia a distintos productos farmacéuticos que combaren la ansiedad, psicosis y la depresión.


Producto farmacéutico para imbéciles, obra que cuestiona al arte contemporáneo | El Imparcial de Oaxaca

Afectado por la agresiva estimulación a la que lo expone su empleo, Catalino Risperdal, un guardia de museo de arte contemporáneo, decide convertirse en artista, bajo la sospecha y el cuestionamiento de la aparente simpleza de las piezas que se exhiben en estos recintos.

Ésta es la historia con la que la directora Angélica Rogel decide llevar a los espectadores en el teatro a reflexionar sobre la importancia del arte contemporáneo, así como a descubrir juntos los conceptos de lo que es verdaderamente el arte y cómo es concebido por cada una de las personas.

La puesta en escena Producto farmacéutico para imbéciles se presenta en el Teatro el Granero hasta el 16 de diciembre. En un escenario que remonta a los espectadores a un museo, comienza la historia en la que Rogel menciona que es un montaje en el que no todo necesariamente tiene que ser tan mediático cuando se habla de arte, y la mejor forma de hacer que el público lo vea de otra manera, es a través del humor.

Si bien se trata de una aguda crítica, la propuesta también tiene toques de comedia. De hecho, los recursos que aporta este género también pueden llevar a momentos en extremo reflexivos con preguntas inquietantes desde ¿qué es el arte? y ¿para qué sirve?, hasta ¿de qué manera lo asimila cada persona?

Los actores Mario Alberto Monroy, Alonso Íñiguez, Romina Coccio y Carmen Ramos entran en personaje con nombres que hacen referencia a distintos productos farmacéuticos que combaren la ansiedad, psicosis y la depresión. Una propuesta que fue retomada del pintor francés, Francis Picabia, quien decía que el arte es un producto farmacéutico para imbéciles, por lo que había que cuestionarse más acerca de este tema.

Por alrededor de 60 minutos, los personajes hacen una remembranza de qué tanto se toma en cuenta la contemporaneidad de una pieza artística y los conceptos que cada una de ellas representa, ya que detrás de una pintura, una escultura y demás, existen historias que permiten a la gente hacer un viaje a través del tiempo y conocer más a fondo por qué y para qué son creadas esas obras de arte.