Un informe presentado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) en Dubái revela que la ganadería vacuna es responsable de emitir anualmente 3,8 gigatoneladas de dióxido de carbono (CO₂) a la atmósfera, representando el 62 % de las emisiones totales de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de este sector.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), las emisiones de sistemas agroalimentarios ganaderos alcanzaron 6,2 gigatoneladas en 2015, constituyendo el 12 % de las emisiones de GEI de origen humano y el 40 % de la emisión total de sistemas agroalimentarios estimada en 16 gigatoneladas.
El metano, que supone “ligeramente más de la mitad del total” de las emisiones, se origina en los sistemas digestivos de los rumiantes. En el caso de cerdos y pollos, las emisiones provienen principalmente de “la producción de piensos y la gestión del estiércol”.
Estos datos provienen del Modelo Mundial de Evaluación Ambiental de la Ganadería (GLEAM), una nueva herramienta de la FAO que añade valor para apoyar mejores análisis de las vías de mitigación.
La directora general adjunta de la FAO, María Helena Semedo, destaca que mejorar la salud animal, las prácticas de cría y reducir la pérdida de alimentos tienen el potencial de ofrecer beneficios para el planeta y sus habitantes.
El informe subraya la importancia de facilitar el acceso de los agricultores a servicios e invertir en aumentar su capacidad para implementar intervenciones personalizadas. También se insta a adaptarse a las circunstancias locales e integrarse en programas más amplios que respalden la resiliencia y los medios de vida rurales, al tiempo que se consideran soluciones de mitigación probadas, como la cría avanzada y las mezclas de piensos.
La FAO reconoce la falta de una solución universal y destaca la necesidad de comprender las barreras para implementar y ampliar estas intervenciones en todo el mundo.
