En activo desde 1982, el Campamento espacial de la NASA ha sido un método ideal para que jóvenes de todo el mundo tengan un acercamiento a lo que los profesionales de la industria espacial experimentan todos los días. Además de enfocarlos a la educación STEM, es decir algunas áreas del conocimiento como ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas que los ayudarán a tal vez ser seleccionados algún día para laborar en la Agencia Espacial.
Algunas de las actividades que se llevan a cabo en este “Space Camp” son entrenamientos como los de los astronautas en sillas de gravedad y otros equipos que utilizan para simular algunas de las condiciones de vida en el espacio; el diseño de un cohete espacial; la construcción de escudos contra el calor, así como construir un Rover como los que actualmente se utilizan para explorar la superficie de Marte y nuestro propio planeta, así como otro tipo de simuladores virtuales.

No obstante, asistir a este tipo de campamentos resulta altamente costoso, en particular cuando se trata del curso avanzado enfocado a las oportunidades de carrera a nivel universitario. Por lo que Georgina Santos, de 18 años y recién egresada de la preparatoria, decidió aplicar para recibir una beca que le permitiera su estadía en Huntsville, Alabama.
Ella explica que estaba dispuesta a cualquier tipo de tarea con tal de poder asistir, incluidas labores de limpieza:
«Al principio quería aunque sea barrer la entrada, cualquier cosa por estar ahí».
Después de una serie de documentos a entregar, entre ellos cartas de recomendación, dos ensayos, así como un proyecto científico que involucró el análisis y experimentación con sustancias carbonatadas en plantas, fue elegida para asistir el 1 de agosto al país vecino, convirtiéndola en la primera mujer de su estado, Yucatán, en ser aceptada en un campamento de este tipo y, en especial, de la NASA.