“Qué bueno que se encontraron los cuadros”, dice el artista plástico Sergio Hernández sobre la colección de pintura de la residencia oficial de Los Pinos. Desde diciembre y en últimos días, las piezas se han hallado en espacios como la que fuera el hogar de la familia presidencial y en una bodega de la Presidencia. Ahora, el autor de Lluvia, una de las 33 obras de igual número de artistas convocados en 1993 (durante el mandato de Carlos Salina de Gortari) para tal acervo, pide atender lo importante.
“Deberíamos de pasar del morbo a hablar en serio de cultura”, apunta el fundador del Observatorio Ciudadano Cultural (Ocuc).Si ya se abrió Los Pinos y se prometió convertirlo en un centro cultural, los cuadros deben de volver a él y se revalore su importancia arquitectónica e histórica, a fin de que deje de “un espacio de morbo”, agrega el oriundo de Huajuapan de León. Para el autor, quienes visitan el sitio solo han ido para conocer “cómo vivían (los ex presidentes), de qué tamaño eran los baños, cómo eran los techos y los pisos”.
Desde diciembre pasado, Sergio Hernández, Francisco Toledo e Irma Palacios se habían pronunciado porque se diera con el paradero de las piezas. Toledo, como cita el diario El Universal, se había mostrado de acuerdo con que las piezas se exhibieran en Los Pinos o que se mandaran a algunos museos. Sin embargo, en una nota que publicó este martes La Jornada, el autor de Murciélago dijo que habría que ver en qué estado se encuentran las obras localizadas en la bodega de Presidencia.
“Estas obras fueron muy importantes”, recuerda Sergio, pero no tanto por su valor artístico, sino “porque el Estado no había adquirido o no adquiere obra de un acervo pictórico. Lo que se hace es pago en especie, a través del SAT”.
EL DESINTERÉS POR LA CULTURA
En el periodo de 2015 y 2016, a propósito de las elecciones para gobernadores en 12 estados y el año pasado, en conjunción con la elección federal, el Ocuc generó y entregó un documento con nueve políticas (principalmente en materia de cultura, educación y medio ambiente) a los entonces candidatos. Pero, hasta la fecha, “de ni uno solo he tenido una respuesta”. Eso, apunta, “quiere decir que no hay interés en la cultura”.
Hasta el pasado 11 de enero, en un encuentro con periodistas, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, se refería a la cultura como “una herramienta de paz”. Asimismo, que en los primeros 100 días de la administración “comenzará a operar el Programa de Cultura Comunitaria en 720 municipios de todo el país”. Aunque todavía se afinan los detalles de esta iniciativa.
En la dependencia que para 2019 tiene un presupuesto de 12 mil 894 millones 90 mil 259 pesos, hasta hace unos días seguía realizando nuevos nombramientos. Entre sus primeras acciones, mencionaba Frausto, estaría el fortalecimiento de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, que aglutina a casi 8 mil recintos. La austeridad y el combate a la corrupción han sido parte del discurso de la funcionaria, quien ante las críticas por el presupuesto argumentaba ahorros y mejor uso de los recursos.
De este combate a la corrupción a nivel federal, Sergio Hernández espera que no solo se ataque, sino que “lo que está mal hecho se regenere”. Quien ha dado su voto de confianza a la llamada “cuarta transformación” también se inclina por la crítica en temas como la Ley de Seguridad, para la cual espera que en verdad haya “un mando civil y no militar”.
EL RESPETO A LA SOCIEDAD
Además de la atención a la cultura, el pintor dice que entre las obligaciones del Estado está el respeto a sus ciudadanos “porque la población no es considerada cuando uno o varios ciudadanos se manifiestan en su libertad de expresión”. Como ejemplo, recuerda la manifestación de 2015 en contra de la construcción del Centro Cultural y de Convenciones, que se pretendía hacer en el Cerro del Fortín.
“La Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió ya la resolución sobre el ecocidio que hizo el licenciado José Zorrilla de San Martín Diego”. En diciembre pasado la Secretaría de Contraloría y Transparencia Gubernamental de Oaxaca sancionó con 170 millones de pesos e inhabilitó por 10 años para ejercer cualquier cargo público. Esto, como resultado de las irregularidades encontradas en 2015 en la entonces Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico, a su cargo.
“El Estado debe una disculpa por la estigmatización que se hizo en su momento a dos ciudadanos, no a dos artistas”, señala en referencia a él y a Francisco Toledo, así como a varios ciudadanos que viven en y en torno al Cerro del Fortín.
“Qué bueno que se encontraron los cuadros, me supongo que ahí estaban. Qué malo que aquí (Oaxaca) todavía sigue libre un bandido, ladrón, qué malo que el Gobierno del Estado, la Procuraduría, no ha aprehendido a este hombre (Zorrilla)”, añade Hernández, quien espera, además, que el gobernador tenga sensibilidad y ponga una placa en el Fortín, “para que jamás se haga un ecocidio con el patrimonio histórico de la ciudad”.
