Cuantas veces he escuchado el nombre de este distinguido médico lo he ligado con su producción poética, específicamente con la autoría de “La tortolita cantadora” que identifica a la región de la Cañada de Oaxaca, así como del “Himno Socialista Regional”; sin embargo, no solo fue un inspirado poeta, también destacó profesionalmente y en la política. Me propongo enseguida abundar en estos aspectos, sin menoscabo de su legado poético y literario.
Hijo de don Evaristo Vargas y de doña María Andrea Merino Rivera, el doctor Alberto Vargas Merino nació en Santa María Tecomavaca, Teotitlán, Oaxaca, en 1879. Al respecto, he encontrado discrepancias respecto a su fecha de nacimiento, señalada por algunos biógrafos como el 31 de mayo de 1881 mientras que, tomando como base la edad declarada en sus actas de matrimonio y defunción, se obtienen los años 1879 y 1874 respectivamente.
Estudió la preparatoria y carrera de medicina en el Instituto de Ciencias y Artes del Estado de Oaxaca y obtuvo el título profesional en julio de 1903, si bien su cédula profesional número 7767 tiene el año 1948 como fecha de registro. Fue alumno de los doctores Aurelio Valdivieso y Adalberto Carriedo, de quienes seguramente se nutrió su inclinación simultánea por la ciencia, la medicina social y la literatura. Fue catedrático de las asignaturas de Lógica, Literatura y Estética en la Escuela Preparatoria y de Clínica Externa en la Escuela de Medicina del Instituto entre 1922 y 1947. También fungió como director del Hospital General en dos ocasiones; fue jefe del Departamento de Higiene y Salubridad en 1933 y fue el primer jefe de los Servicios Coordinados de Salud en Oaxaca, de 1935 a 1941.
Fungió como diputado propietario en las Legislaturas de Oaxaca número XXVI de 1911 a 1913; XXVII de 1913 a 1915 y XXXII, XXXIII y XXXIV, de 1928 a 1934. Fue autor del “Homenaje Racial”, obra de teatro con motivo del IV centenario de la fundación de la ciudad de Oaxaca e integró el Comité Organizador del IV Centenario de Oaxaca que desarrolló en 1932 la primera Guelaguetza en esta ciudad, fungiendo como orador oficial en su primera presentación, realizada el 25 de abril de 1932 en el Cerro del Fortín. Es también de su autoría el “Juramento de la Fidelidad Oaxaqueña”, leído durante los festejos del IV Centenario y fue colaborador asiduo del semanario “Sábado Rojo”, creado por la Confederación de Partidos Socialistas de Oaxaca.
Entre 1929 y 1934, la viruela alcanzó las tasas de mortalidad más altas en la historia de nuestro país y Oaxaca fue de los estados más afectados entre 1934-1935. El Dr. Vargas Merino, como jefe de los Servicios de salubridad, tuvo una destacada participación en la campaña de erradicación de la viruela, iniciada en Oaxaca en 1935. Junto con otros profesionales de la salud y voluntarios lograron erradicar esta enfermedad en 1949, dos años antes que en el resto del país.
Fue pionero en su época de la utilización de canalizaciones para las intervenciones quirúrgicas abdominales sépticas, un paradigma en la cirugía general. Falleció en esta ciudad el 15 de noviembre de 1948 y, en su recuerdo, uno de los auditorios de la Facultad de Medicina y Cirugía y el Hospital General de la Secretaría de Salud en Cuicatlán, Oaxaca, llevan su nombre.
Héctor Eloy Álvarez Martínez
Corresponsalía en Oaxaca “Ing. Alberto Bustamante Vasconcelos”.