Con tres meses al frente del Museo de los Pintores Oaxaqueños (MUPO) y en medio de la restauración del inmueble que lo alberga, la directora, Nidia Martínez Esteva, habla sobre los cambios en la gestión del recinto, en la necesidad de un consejo artístico y de un cambio de nombre para avanzar hacia la inclusión.
En los últimos años, varias artistas han externado su exigencia por cambiar el nombre del museo que hasta ahora solamente se refiere a los hombres. En abril, la demanda colectiva llegó al congreso local con la diputada Irma Pineda, quien ha exhortado al gobierno estatal a modificar el nombre del museo, a nombrar a las mujeres y reconocer sus logros a través de esta acción.
El MUPO podría llamarse pronto Museo de la Plástica (o de la Pintura) Oaxaqueña para respetar la nomenclatura, tal como las sugerencias de las artistas y de la legisladora. El asunto, dice Nidia Martínez Esteva, se está valorando, pero “hay mucha disposición del secretario” de las Culturas y Artes, Flavio Sosa Villavicencio, y también de parte suya.
“Sería renombrar un espacio, un área centralizada a la Seculta. Es básicamente un acto simbólico de voluntad e inclusión, que estamos seguras que muy pronto, si se reinaugura (el museo) lo podamos hacer con ese nuevo decreto”.
Martínez Esteva, quien antes de la dirección del museo colaboró en la Seculta en la pasada administración estatal, reconoce que hay un exhorto de parte de la diputada Irma Pineda, quien recientemente puso el tema sobre la mesa y con quien se han tenido pláticas junto con colectivos de mujeres artistas.
“Hay una gran discusión en el arte; si tiene género o no. Esta discusión va más allá del género”, apunta Martínez Esteva, al señalar que un nuevo nombre implica inclusión. Aunque también sabe que son necesarios otros cambios en la gestión del museo que el próximo 1 de octubre cumplirá 21 años y que fue fundado en el 2004 por iniciativa de los artistas Justina Fuentes y Juan Alcázar.
La directora señala que hasta ahora han sido muy pocas las mujeres que han expuesto de manera individual aquí, por lo que se trabaja en medidas afirmativas para que tengan mayor presencia. También se plantea renombrar una sala como Justina Fuentes e Irma Guerrero, las dos únicas mujeres de la primera generación del Taller de Artes Plásticas Rufino Tamayo.
Cambios en el museo
En estos tres meses al frente del museo, Martínez Esteva se ha planteado trabajar en cuatro líneas o aspectos: una es respecto del inmueble, en términos de infraestructura y planeación, por ejemplo, con la restauración del inmueble y durante la cual seguirá abierto el museo. Además de haber finiquitado la tienda que por dos décadas tuvieron personas ajenas al museo en la calle García Vigil.
La segunda línea es sobre la distribución de los espacios: la Pinacoteca (o acervo) seguirá, lo mismo que la biblioteca, el área de dirección, de oficinas y la de restauración. La sala de cómputo será ahora una sala de juntas o de capacitación. En el acervo, hay algunas obras de la primera generación del Taller Rufino Tamayo, algunas piezas en comodato de la Secretaría de Hacienda, de pago en especie. Pero el acervo total, que se estima en más de 600 obras de pintura, escultura, gráfica y otras, está en revisión para armar varias exposiciones. También se planea abrir la sala Prólogos a una sala permanente en la que haya obra de Francisco Toledo, Rufino Tamayo, Justina Fuentes y otros. En tanto, la sala Francisco Gutiérrez será de proyectos emergentes y locales.
Una tercera línea de trabajo es la conformación de un consejo artístico. “Si bien tengo el honor de coordinar y dirigir este museo, no puedo ser la voz única. Administro, trato que estemos en mejores condiciones de un modelo más autogestivo e incluyente, pero sí necesitamos un consejo artístico”.
La cuarta línea de acción es sobre la generación de públicos a partir de la garantía de los derechos culturales.