Su vida transcurrió en el otrora barrio de Coyula, en las calles que delimitan a los actuales barrios de Consolación y de La Noria. Ahí se dedicó al cultivo de hortalizas, las que lo llevaron a ganar durante 18 años consecutivos el primer lugar de la tradicional Noche de Rábanos. También aprendió el oficio de la orfebrería y junto con su familia buscó la manera de preservar las tradiciones de su ciudad, por ejemplo, a través de los monos de calenda, un nacimiento monumental y las comparsas.
El maestro Juan Manuel García Esperanza falleció el 4 de enero de 2021, pero su legado y recuerdo perduran en su familia. Ahora, su vida también será compartida a través de la revista “El diario de Tiata”, que edita el Instituto de Intercambios Culturales para honrar a las y los maestros artesanos del estado.
El orfebre que a través de la plata dio forma a una virgen, a un carruaje, a un danzante y muchas figuras más es a quien se dedica el octavo número de la publicación, la cual será presentada este 8 de mayo en el Museo Estatal de Arte Popular Oaxaca, en San Bartolo Coyotepec.
“Para mí y toda la familia es un orgullo que esté entre los 12 maestros que incluirá la revista y que se le reconozca su trayectoria”, expresa José Jorge García García, uno de los hijos de Juan Manuel.

En entrevista con El Imparcial y desde el taller familiar en la calle de Vega, José Jorge narra algunos momentos de la vida de su padre, quien nació el 24 de junio de 1943 en la ciudad de Oaxaca y fue hijo de Luis García Feria y Guadalupe Esperanza.
“Él platicaba que cuando era niño aquí era huerta, que no le gustó el estudio y que al segundo año de primaria le dijo a mi abuelo que no quería seguir. Mi abuelo le respondió que no iban a ser eternos los huertos y lo mandó a aprender de joyería con un maestro (Heliodoro Bautista)”.
Juan Manuel fue el primero de los orfebres de la familia, un oficio en el que también incursionaron sus tíos y con quienes comenzó el taller familiar que aún perdura en la ciudad.
Además de este oficio, a Juan Manuel “le gustaba mucho cuidar las tradiciones aquí en Oaxaca, participaba en la Noche de Rábanos, porque antes eran hortelanos (los que estaban)… Aquí todos los que sembraban participaban. Al principio no ganaba, se retiró un tiempo y después entró de nuevo y empezaron a ganar, ganó 18 años consecutivos el primer lugar. Él hacía un cuadro grande con mi tío”.
En la casa familiar se conservan varios de los reconocimientos que obtuvo Juan Manuel en aquel certamen, también el cartel de una de las ediciones con la que el ayuntamiento le dedicó la imagen del mismo. Un gran nacimiento de cantera y varias figuras ocupa prácticamente una habitación en la casa, aquella en la que don Juan Manuel albergó más de 20 monos de calenda y desde la cual organizaba la comparsa de Día de Muertos.

Todos esos aspectos de la vida del maestro artesano abarca el octavo número de la revista.
Carlomagno Pedro Martínez, director del Museo Estatal de Arte Popular Oaxaca y quien ha acompañado estas ediciones del Instituto de Intercambios Culturales, que dirige Héctor García, cuenta que la iniciativa tendrá en una primera etapa 12 números dedicados a las y los maestros artesanos que han sido pioneros en el arte popular del estado.
En la revista, el personaje de una niña afro mexicana de nombre Tiata es quien adentra al público en los talleres de estos maestros, entre ellos Juan Manuel García Esperanza. A este, Carlomagno lo recuerda como un “excelso maestro del arte popular”, cuya familia también preserva ese legado de la orfebrería, en técnicas como la filigrana, que incluso se remontan a varios siglos de antigüedad.
En esta revista han aparecido ya los números dedicados a José García Antonio, conocido como “el señor de las sirenas” y que desde San Antonino Castillo Velasco trabaja el barro rojo. También Isaac Vasquez, que desde los textiles de su natal Teotitlán del Valle ha investigado y promovido los tintes naturales; Olegario Hernández, grabador de Pinotepa de don Luis; Teodora Blanco, alfarera de Santa María Atzompa; Crispina Navarro, artesana del telar de cintura de Santo Tomás Jalieza; Josefina Aguilar, alfarera de Ocotlán de Morelos, y Amador Martínez, de Santa Cruz Papalutla y que trabaja el carrizo.