Paulina Flores (Santiago de Chile, 1988) es una escritora joven, con una vibra especial y relajada. Al conversar como si hablara consigo misma, se detiene a pensar, se contradice, entra en profundas reflexiones o habla de TikTok, Bad Bunny o Instagram, como si todo fuera relativo y lo único importante fuera la verdad de los silencios.
Esas características tan suyas la han hecho romper con esquemas clásicos en su escritura, lo que le ha valido gran número lectores y reconocimientos con apenas dos libros publicados. Todo ha sucedido tan rápido, que aún se adapta a esta vida de escritora, por momentos sigue sin creer que aquella joven que trabajaba de mesera y soñaba con escribir, hoy esté consolidando su sueño.
Actualmente, se encuentra en Barcelona estudiando un máster en Escritura Creativa, desde ahí se conectó para charlar de Isla Decepción (Seix Barral/2021) su primera novela, que acaba de publicarse en México y seguramente será todo un bucle de sorpresas para quienes se adentren en sus páginas:
Terminé de leer la novela hace unos instantes y sentí que no terminaba, a pesar de que ya no parecía haber algo más que contar…
—Los finales no existen para mí, en la vida no existe un final, excepto cuando alguien muere y ya es el final para esa persona, pero todo continúa; todo cambia. La estructura misma siento que tiene como esta forma de espiral y es como un flashback al principio.
¿Como autora tú tienes ya un proyecto de escritura o todo va surgiendo en el camino?
—Creo que tengo el proyecto de cambiar mucho —responde dudosa— pero como que hay algo que se mantiene, una mezcla de lo romántico, estético y social, que se mezclan, pero no sé, siento que voy cambiando bastante en la escritura. Todavía soy una escritora joven, recién son mis primeros dos libros, pero me da la impresión que siempre voy a querer cambiar; me gusta siempre trabajar con elementos que no me son tan fáciles y que tengo que aprender. La escritura, en términos generales, es así, uno siempre está aprendiendo.
Con un primer libro ganas el Premio Roberto Bolaño y te selecciona la Revista Granta como uno de los 25 mejores jóvenes escritores en español. ¿Esperabas todo esto?
—No, para nada —dice sin pensarlo— ha sido una sorpresa y una alegría, no diría presión porque no me gusta quejarme, porque cuando estudiaba Literatura quería ser escritora; trabajaba de mesera y era muy idealista, nunca me imaginé que iba a poder ser escritora, como que era un sueño para mí y ahora que puedo hacerlo me he puesto como objetivo escribir y disfrutar la escritura.
¿Cómo es ahora tu vida como escritora?
—Septiembre ha estado bien movido por la publicación del libro, pero ya en octubre vuelvo a la rutina y vuelvo a escribir a bibliotecas y me hago mi espacio de trabajo. Es muy importante para mí encontrarme una rutina y luego practicarla día a día, eso me da como un poco de paz mental y también como una especie de rito que me permite ser creativo.
¿Entonces necesitas tener esta rutina o puedes escribir así donde caiga?
—Últimamente puedo escribir así de la nada, poesía si estoy inspirada. De repente me siento una noche y escribo una carta o un cuento… En general, me cuesta trabajo encontrar un espacio para dedicarle a la escritura, por eso es fundamental encontrarme una rutina y tener este lugar donde tomo mi café, fumo mi cigarro, estoy cómoda y puedo leer. Para mí tener una rutina de trabajo que sea bien repetitiva, hace que surja la creatividad.
Como los sonidos repetitivos del ritual Mapuche que aparece en Isla Decepción, ¿no?
—Los puedes encontrar en un ritual chamánico, que es el ejemplo paradigmático, pero también creo que ese tipo de cosas uno las encuentra en el día a día. Cuando conoces a alguien y sientes que son las únicas dos personas. Me da la sensación de que la realidad no siempre es tan real como nos hacen creer, porque la forma de vida es como muy rápida, el día a día funciona muy rápido; hay que estar atento a las pequeñas atmósferas, a los pequeños susurros de la vida y uno se da cuenta, no, esto no es normal. (risas)
¿Los personajes de Isla Decepción no están a gusto con sus vidas y el tiempo de la novela es para ellos como una pausa no es así?
—Sí total, escapan, tienen como una especie de aventura pausada, están en un momento en el cual pueden estar absolutamente presentes de todas las situaciones, están rodeados de naturaleza, pueden notar cada cambio del clima, del temporal, están atentos a la luna, al sol y era algo que quería transmitir, creo que la novela se alimenta un poco del budismo, en esta figura de Lee, que no quise decir es un coreano, más bien es una figura alegórica, representa el silencio, los secretos, el lenguaje, qué se yo…
Lee es un personaje muy especial, porque habla un idioma diferente, pero sí se comunica: sus silencios y acciones dicen más que lo que puede decir con palabras…
—Era dificilísimo hacer hablar a Lee, a pesar de que estudié cómo funcionaba el idioma en términos lingüísticos, me interesaba que lo conocieran más por cómo se relacionaba con el mundo, que por lo que decía del mundo.
El personaje de Marcela cumple con este arquetipo de los jóvenes de ahora, que ante tanta oferta de repente ya no saben qué hacer, ¿no lo crees?
—Ella está muy frustrada en términos profesionales y con esta idea de cumplir los sueños y hacer lo que a uno le gusta como dice Bad Bunny (risas), “si no lo haces tu vida es un infierno” y ella está muy cansada, le acaban de romper el corazón y tiene una idea del amor muy de los 20 a los 30, muy aferrada. Me da la impresión que después va a cambiar, como que está muy rígida y tiene que aceptar que el mundo es cambio.
¿Crees que el silencio diga más que las palabras?
—En Instagram, Twitter, TikTok, estamos opinando de todo, de cosas que ni siquiera entendemos, siento que hay una obligación contemporánea a opinar de todo y me parece bonito el gesto de callar.
¿Tú cómo definirías Isla Decepción?
—A mí me gusta decir que es una novela de aventuras, pero pausada, es una novela muy de conversación, de diálogo, de atmósfera, tiene algo a veces de suspenso, detectivesco. Tiene varios elementos y cuesta un poco catalogarla; por el final tiene evidentemente un impulso poético a través de imágenes, de pensamientos, de sensaciones.
(Termina de hablar y suena en el fondo la canción Selfless de The Strokes, que en armónico silencio da por finalizada esta entrevista).
@Urieldejesús02