- Parte I
Jesús Emilio de Leo
Dedicado a todas las artesanas y artesanos de Oaxaca y en memoria de quienes impulsaron la institucionalización de esta actividad en el estado
De acuerdo con el santoral católico, cada 19 de marzo se recuerda a San José, padre adoptivo de Jesús y quien fuera carpintero de oficio, razón por la cual a esa fecha se le asocia el día de las personas artesanas, quienes con destreza y en ocasiones con elementos rudimentarios emplean técnicas y saberes tradicionales en la alfarería, textiles, madera, orfebrería y fibras vegetales, entre otras ramas.
Fue en la década de los sesenta y por iniciativa del entonces gobernador del estado, Rodolfo Brena Torres, que se crearon las primeras instituciones dedicadas a la atención de los asuntos vinculados a la población artesanal, siendo estas, la Distribuidora de Artesanías Oaxaqueñas, la Comisión Certificadora de Calidad y la Escuela de Artesanías Oaxaqueñas.
La primera, se creó con el propósito de aliviar la precaria situación por la que atravesaban las artesanías, procurado que se reabrieran mercados que se habían cerrado durante los primeros años de la posguerra para que renaciera la confianza de los compradores, razón por la cual, actuó como sujeto de derecho privado, comercializando productos artesanales recibidos en consignación y certificados por la Comisión Certificadora de Calidad, entre los que se encontraban, artículos de algodón, de barro negro, de carrizo, de gamuza, de lana, de oro, de palma e ixtle, cuchillería, huaracheria, rebozos, “quexquémetl” y balones. Para 1967, se agregaron artículos de piedra y aquellos que eran elaborados por el alumnado de la Escuela de Artesanías Oaxaqueñas, los cuales consistían en floreros, botellas licoreras, tarros cerveceros, juegos de café, ceniceros, cigarreras, vasos, jarras y manteles.
Para la comercialización de los productos antes enlistados, la Distribuidora contó con un Departamento de Ventas, el cual empleó como estrategias, el correo reembolso y agentes viajeros para lograr una distribución a nivel nacional. Fue gracias a esa presencia, que, a finales de los sesenta, se detectaron imitaciones de piezas de barro negro de Coyotepec, elaboradas en Acatlán y Morelia, hecho que tal vez constituya uno de los primeros casos de imitación registrados, adicionalmente, se dio a conocer que la migración a Estados Unidos de personas artesanas que por aquellos años trabajaban el carrizo, fue estimulada por la demanda de canastos que se empleaban en las granjas ubicadas en el sur de ese país.
En el transcurso de su existencia, la Distribuidora tuvo dos domicilios, los cuales estuvieron registrados en céntricas calles de la ciudad de Oaxaca, así como dos oficinas de representación fuera del estado. Al frente de esta institución fue nombrado el contador público Jorge Romero y Romero, a quien también se le reconoce por ser el fundador y primer presidente del Colegio de Contadores Públicos del Estado de Oaxaca.
A la par, la Comisión Certificadora de Calidad, de la cual se desconoce la forma en la que operó y quien la encabezó, fue creada con el propósito de promover la competitividad de los productos artesanales ante los productos industriales surgidos en esta etapa, defendiendo el tradicional cuidado, pulcritud y belleza de la producción artesanal. Su labor debió consistir en auxiliar a la población artesanal a realizar campañas publicitarias, facilitar la rapidez de operaciones, adquiriendo productos artesanales a los precios más favorables, anteponiendo el requisito de su buena calidad.
