Además del Museo de Sitio Casa Juárez, en la ciudad de Oaxaca se encuentra otro inmueble en el que habitó el Benemérito de las Américas, Benito Juárez García, y en el que también se conserva parte de la historia de la Constitución Política del Estado de Oaxaca.
Se trata de la Casa de la Tesorería y Aduana del Estado, que se localiza en el 513 de la avenida Miguel Hidalgo, esquina con la calle 20 de Noviembre. En esta construcción del centro histórico, que ahora alberga a una zapatería y una agencia de viajes, vivió el entonces gobernador del estado en su adultez.
“Aquí vivía Benito Juárez Benemérito de América al promulgar como gobernador la Constitución del Estado del 15 de septiembre de 1857”, señala una placa metálica colocada del lado de la calle 20 de Noviembre. Esta placa, según refiere una explicación del Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH, fue puesta el 22 de marzo del año 1906, por acuerdo de la comisión instituida bajo la presidencia del gobernador Emilio Pimentel, con motivo del centenario del natalicio de Benito Juárez.

Sin embargo, la misma explicación del instituto da cuenta de la historia de la casa que aún se mantiene en pie a pesar de los sismos y otros fenómenos. El que se conozca como la Casa de la Tesorería y Aduana del Estado se debe a que este edificio fue destinado “a la administración de alcabalas hasta que el gobierno concluyó un departamento para dicho propósito en el Palacio del Estado”.
Inicialmente, se le conoció como La Antigua Aduana. En los primeros años del siglo XIX, durante la Guerra de Independencia, según relata la placa, el general José María Morelos y Pavón ordenó reunir en ese edificio los tesoros que en dinero, alhajas, grana, vajillas y tabaco habían escondido los españoles en el convento de Santo Domingo y el Carmen Alto.
Ese dinero y las cooperaciones que el general impuso a los más ricos comercio de la ciudad tenían como destino el sustento del ejército y la guerra.
“En total, según afirman algunos cronistas, se recaudaron aproximadamente tres millones de pesos en la toma de Oaxaca por los insurgentes, cantidad muy notable y básica para que este grupo pudiera proseguir, sin penurias, la Guerra de Independencia”.