Hallados debajo de una avenida principal, a las orillas de un lago o de una aguada, en las dunas de un desierto o cubiertos por la espesura de la selva, este 2024, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), reportó descubrimientos que complementan y generan nuevas interrogantes sobre las sociedades pretéritas de nuestro territorio.
En fecha reciente, se informó el registro de un muelle y de un canal del periodo Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.), en lo que fue la playa de una península ubicada al pie del cerro del Chapulín, al poniente de la Ciudad de México. Los testimonios, que yacían a dos metros por debajo de la avenida Chapultepec, se sumaron a la ubicación de una vivienda de la misma temporalidad, en el predio del edificio histórico de la Secretaría de Salud.
En tanto, en la península de Yucatán, un nuevo sitio arqueológico maya, denominado Valeriana, el cual arroja luces en torno a la densidad poblacional del Campeche prehispánico, fue descubierto por especialistas del INAH y académicos de las universidades estadounidenses de Tulane, del norte de Arizona y de Houston.
El asentamiento, que se identificó con tecnología LiDAR –la cual mapea mediante impulsos láser–, se extiende a lo largo de 16.6 kilómetros cuadrados, los cuales están ocupados por vestigios de infraestructura agrícola y estructuras propias de un sitio maya del periodo Clásico (250-900 d.C.).
En el estado vecino, Quintana Roo, se descubrió uno de los textos jeroglíficos más extensos registrados en la Zona Arqueológica de Cobá. El monumento de cerca de 1,500 años de antigüedad, bautizado como la “Roca de la fundación”, mide 4.30 metros de ancho por 3.50 de alto, y se compone de 123 cartuchos jeroglíficos que han revelado nombres de sitios, gobernantes y deidades que no se tenían identificados en el corpus de inscripciones de este sitio.
En el mismo estado, nuevas pistas sobre la poderosa dinastía de los Kaanu’l, asomaron en la Zona Arqueológica de Dzibanché, mediante dos plataformas con fachadas decoradas con relieves modelados en estuco. Tres escenas, del periodo Clásico Temprano (500-600 d.C.), representan a guardianes, a ancestros que habitan el cielo nocturno, y animales mitológicos asociados con constelaciones.
En la región de la costa del Golfo, en el ejido Morgadal, municipio de Papantla, Veracruz, se hallaron los vestigios de una casa-habitación construida con piedra monolítica, probablemente, perteneciente a una familia de elite, hacia finales del periodo Epiclásico y principios del Posclásico mesoamericanos (850–1200 d.C.).
En el otro extremo, en la Isla Macapule del océano Pacífico, se localizó un sitio arqueológico de concheros, el cual podría ser el más extenso del estado de Sinaloa. En 8 kilómetros, a partir de la línea de playa, se distribuyen ocho montículos de conchas, de 8 a 12 metros de altura y una circunferencia de 30 metros en su base.