La publicación de libros “es un tema que necesita observarse con un nuevo paradigma”, señala el ensayista y editor Jorge Pech Casanova, pues considera que aunque las publicaciones en físico van disminuyendo debido a la crisis, esto también encierra otros factores. Por ejemplo, el que el Estado ha renunciado a su obligación de promover la edición y distribución de libros, lo mismo que las instituciones académicas.
“Eso es preocupante, que las instituciones oficiales, sobre todo las de educación, desistan de esa obligación y que no haya manera de solventarlas por medio de la iniciativa privada”, detalla el autor de “Hermoso mundo de pecado” (Almácigo Ediciones, 2024).
Las editoriales privadas no pueden, en su mayoría, tomar el papel del estado, agrega Pech, pues carecen de recursos o si las hay tampoco tienen el interés. “Hay instancias editoriales de muchos recursos como Almadía, que no se preocupan por ese tema. Están dedicadas a su negocio. Incluso Almadía declaró muy orgullosa desde España, a pesar de que se presenta como una editorial de Oaxaca, que solamente se iba a dedicar a publicar a autores extranjeros, la mayoría españoles. Y que de su catálogo, solo dos autores mexicanos iban a tener reimpresiones este año”.
La crisis editorial, explica Pech, es también a nivel nacional, pues cada vez son más las instituciones que restringen la publicación de libros y mientras tanto los medios electrónicos, las redes sociales y plataformas como Wattpad están tomando el lugar de las editoriales físicas. “Ahora hay más posibilidad de producir libros digitalizados de manera virtual o electrónica, ese medio está surgiendo y sustituyendo al libro impreso. Aunque yo pienso que el libro impreso nunca va a dejar de tener vigencia”.
Pero lo que para muchos pueden ser bondades también incluye otros riesgos o conflictos.
“El problema es que los nuevos autores están enfocados en la comercialización de sus libros, que tienen todo el derecho, además, porque publicar un libro. Son autores auto publicados en Amazon o Wattpad. Publicar un libro requiere de una portada, de un diseño editorial, revisión de manuscritos, eso hacían las editoriales tradicionales sin cobrarle al autor y ahora todos esos gastos los hace el autor que quiere ver su libro publicado. Y por lo general el autor no es experto en diseño, no es artista visual o gráfico, eso está llevando al empleo de la inteligencia artificial (IA) que muchos autores ven como una trampa, como una falta de respeto a los oficios especializados como del fotógrafo, del diseñador gráfico”.
Todos esos problemas surgen con las nuevas tecnologías que permiten tener libros de nuevos autores, ahonda el también ensayista sobre “un cambio de paradigma muy drástico del que a veces ni siquiera son conscientes los autores”.
Editoriales independientes en Oaxaca
A la par de la disminución de las publicaciones de libros de parte del Estado, el escritor también observa cómo se mantienen esfuerzos de sellos independientes o el surgimiento de nuevos en el estado de Oaxaca. Por ejemplo, FR Editor, Almácigo Ediciones, Matanga Taller Editorial, entre otras.
En Oaxaca, hasta hace unos años el gobierno estatal solía publicar cada año una serie de libros bajo las colecciones Parajes y la Infantil y Juvenil. Sin embargo, desaparecieron en la pasada administración estatal, lo mismo que el Premio Nacional Cuento, Mito y Leyenda “Andrés Henestrosa”.
Disminuyen lectores de libros en el país
El Módulo sobre Lectura, MOLEC, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, señala en su más reciente informe del 2024 que entre la población lectora (de 18 años y más), lo más leído fueron los libros (41.8 %). Siguieron las páginas de Internet, foros o blogs (39.4 %), revistas (21.7 %), periódicos (17.8 %) e historietas (4.6 %).
El MOLEC también muestra que de 2015 al 2024 hubo una disminución de lectores de libros, pues del 50.2 por ciento de personas mayores de 18 años y lectoras de libros pasó al 41.8 por ciento.