Caracterizaciones para muerteadas, pasión de Daniel
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Arte y Cultura

Caracterizaciones para muerteadas, pasión de Daniel

El artesano de Nazareno se ha especializado en el uso del látex como base para hacer los trajes y máscaras


Fotos: Adrián Gaytán // El artesano ha perfeccionado desde su hogar un arte que se aprecia cada 1 de noviembre.
Fotos: Adrián Gaytán // El artesano ha perfeccionado desde su hogar un arte que se aprecia cada 1 de noviembre.

De camino a Nazareno Etla, el ánimo por recibir a los fieles difuntos y por celebrarlos se observa en negocios de venta de catrinas, papel picado y disfraces para las tradicionales muerteadas. Este último, un festejo que caracteriza a la población y a otras del valle eteco, y que se realiza cada 1 de noviembre con su respectiva octava.

En Nazareno, la familia Daniel Hernández Santiago estima que las “morteadas” o muerteadas datan de hace casi o más de 100 años, pues sus abuelos y bisabuelos ya participaban en ellas, aunque eran muy distintas a las de ahora. Incluso estas han cambiado respecto a las que hasta hace unos cinco años tenían como eje el “cuadro representativo”: una especie de teatro o escenificación con la muerte, el difunto, la viuda y el diablo como personajes básicos. “Se va perdiendo la tradición, ahí se veía por qué se celebraba”.

Al menos así se acostumbraba en los cuatro barrios: el de abajo, el de arriba, el de en medio y el original. Para Daniel, artesano que se ha especializado en la elaboración de máscaras y trajes de látex, aunque la tradición haya cambiado o se haya perdido lo fundamental, su labor se centra en no dejar de hacer a esos personajes o aquellos que distinguen a Oaxaca, como las catrinas.

 

Daniel se ha especializado en la elaboración de máscaras y trajes de látex.

 

También con materiales que son propios del estado, entre ellos el maíz, el amaranto, los frijoles y otros que además del látex dan vida a los personajes. Y con los cuales la persona que los usa podrá hacer gestos u otros movimientos que no permitiría un disfraz convencional.

Al inicio esto lo trabajada mi papá (Abimael), él elaboraba máscaras y botargas con esponjas para las muerteadas. A mí se me hizo complicado y quería conocer otras materiales y formas”, cuenta Daniel, quien a sus 32 años de edad lleva más de 15 en este oficio, uno desde el cual busca que sus personajes “se vean reales”. Pero también que sean únicos, pues cada traje y máscara son personalizados e incluso él mismo se encarga de maquillar a las personas.

 

Al final de todo terminan siendo disfraces, pero yo les llamo caracterización porque mi trabajo termina el mero día (1 de noviembre)”.

Hijo de Rosalbina y Abimael, Daniel ha perfeccionado desde su hogar un arte que se aprecia cada 1 de noviembre, cuando por las tardes empiezan las muerteadas al ritmo de la banda que se contrató para la ocasión. El gusto e interés por esta tradición hizo que hasta menores de edad acudieran a él para confeccionar los trajes que usarán en este año.

 

Trabaja con materiales que son propios del estado, entre ellos el maíz, el amaranto y los frijoles para la elaboración de los personajes, que se empieza desde tres o dos meses antes.

 

Pero elaborar una máscara y traje de látex y esponja requiere de una gran inversión tan solo para el material. Daniel confiesa que el ánimo entre sus paisanos es tal que incluso los cuatro barrios compiten por hacer la mejor muerteada. Sin embargo, para él lo más importante es mantener la tradición y por ello empieza la elaboración de los personajes desde tres o dos meses antes, pues la demanda de su trabajo es alta.

Para cada personaje, Daniel puede llevarse al menos 15 días. Y si bien señala que no es “carero” con su labor, las caracterizaciones si requieren de una gran inversión. Todo el material y su mano de obra, según el personaje solicitado, pueden costar entre 6 mil y 10 mil pesos.

El artesano cuenta que estas caracterizaciones y la especialización en ellas tienen que ver con su interés por las artes plásticas como el dibujo y la pintura, pero también con el maquillaje y trabajo artístico que requiere el cine. “Eso me ha inspirado a seguir buscando el realismo sobre la muerteada”, cuenta el originario de Nazareno, quien no solo ha sido parte de las muerteadas con los trajes y máscaras sino caracterizado como un catrín.


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