Ulama: el juego de pelota más antiguo de México
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Arte y Cultura

Ulama: el juego de pelota más antiguo de México

En México, los espectadores de fútbol se cuentan en millones. El béisbol, el boxeo, la lucha libre, el taekwondo y el tenis son otros de los deportes más populares en el país en la actualidad, ¿pero ha sido siempre así? La historia de México empieza en el periodo prehispánico y fue precisamente en esa época donde se sitúa el nacimiento de algunos de los juegos más antiguos del mundo.


Ulama: el juego de pelota más antiguo de México | El Imparcial de Oaxaca

 

130 millones de habitantes. 69 lenguas nacionales, entre ellas, 68 indígenas. Una cultura que refleja la compleja, pero rica, historia de México. Esa cultura lleva históricamente ligada también al deporte con prácticas como la pelota purépecha, la lucha tarahumara o el ulama, el juego de pelota más antiguo de la historia mexicana.

 

¿Qué es el ulama?

 

El ulama es un juego de pelota originario del estado de Sinaloa y que desciende directamente del juego de pelota mesoamericano que jugaban los pueblos precolombinos en Mesoamérica desde el año 1400 a.C. Aunque desde entonces ha ido evolucionando, se asimila al ráquetbol, cuyo principal objetivo es mantener la pelota sin que caiga al suelo. Actualmente, se practica en pocas regiones, pero sigue muy ligado a la tradición popular.

 

Las reglas del ulama

 

Mientras que las reglas del juego de pelota mesoamericano siguen siendo desconocidas (de hecho, una de las teorías es que ni siquiera había normas), las del ulama moderno son muy similares a las del voleibol. En este caso, no hay una red que separa las dos mitades del campo y, en la versión más difundida, la pelota se golpea con las caderas o con la parte superior del muslo, y no con las manos, como el voleibol.

El ulama se juega en el taste, un campo que mide aproximadamente 60 metros de largo y 4 metros de ancho y que se divide en dos mitades por una línea conocida como analco. El juego empieza cuando uno de los dos equipos, de entre tres y cinco jugadores, lanza un saque al otro lado del analco. Este saque puede ser un male por arriba, cuando la pelota se lanza por el aire, o un male por abajo, cuando se hace rodar por el suelo.

Los equipos van acumulando rayas (o puntos), que pueden conseguirse cuando el contrincante no consigue mandar el balón al otro lado del analco o cuando la bola cruza la línea final del campo enemigo, también conocida como chichi. El equipo victorioso será aquel que consigue ocho rayas primero. Estos puntos, no obstante, pueden perderse. Para asegurar que las reglas se siguen, existe la figura del veedor, una especie de árbitro.

 

Breve historia del ulama

 

El juego de pelota que dio origen al ulama se remonta a hace unos 3.500 años. Aunque ahora solo se practica en algunos puntos de México (Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Sinaloa, Zacatecas…), se han descubierto más de 2.000 canchas, que confirmarían la importancia que tuvo en su día. Practicado en Mesoamérica, las pelotas de goma que se usaban se han descubierto también en El Salvador y el suroeste de Estados Unidos.

Aunque hoy es considerado un deporte, en esa época era más bien un ritual. Las canchas representaban el universo y el propio juego era una metáfora del movimiento del Sol, la Luna y planteas como Venus. El ulama actual es un juego secular, aunque a lo largo de su historia se ha jugado también en fechas señaladas como el día de la fiesta del santo patrón, las fiestas del pueblo u otros días de fiestas religiosas.

 

Ulama: ejemplo de supervivencia

 

El deporte en general ha evolucionado tanto que ahora ya hay retransmisiones televisivas con millones de espectadores, un VAR para favorecer la justicia futbolística y las apuestas deportivas. El ulama no puede competir con la popularidad del fútbol, ni lo pretende. Su supervivencia pende de un hilo desde hace décadas, pero, como si fuera un milagro, algunos factores han ayudado que este juego ancestral no muera.

Se ha registrado el papel de, por ejemplo, los hermanos Páez y su tío Fito Lozárraga, que han animado a la población de Los Llanitos a inculcar esta práctica entre sus hijos e hijas y eso ha ayudado a conservar el taste que mantienen. En El Chamizal o La Sálvia, también han aprendido a jugar al ulama y se ha convertido en un entretenimiento de fin de semana.

El trabajo de todas estas comunidades ha impulsado incluso la “profesionalización” del deporte y algunos jugadores reciben un salario a cambio. Obviamente, no pueden compararse con los deportistas de grandes ligas, pero alcanza para mantener a la familia.

Han pasado 3.500 años y el juego de pelota que practicaban las comunidades mesoamericanas sigue existiendo hoy en día. Ha cambiado su intención, pues es ahora un deporte secular y no un ritual, y también ha bajado el interés, pero mientras haya pueblos y familias interesadas en seguir con la tradición, hay ulama para rato.