En el marco del décimo aniversario de la apertura del Conjunto Monumental de Atzompa, que se celebró este 19 de septiembre, especialistas en este sitio arqueológico coincidieron en que la producción de cerámica no solo es clave para conocer aspectos de las culturas prehispánicas sino en el desarrollo mismo de algunas, como es el caso de Aztompa.
Ubicado cerca de Monte Albán, pero edificado un milenio después de este, Atzompa fungió como un punto de vigilancia en los Valles centrales del Oaxaca. Y en donde la tradición alfarera, de cerámica, persiste en la actualidad, en el municipio homónimo.
La cerámica es lo que más se encuentra en los estudios arqueológicos, contó la especialista Yazmín Martínez. Por eso se ha usado como un material para saber de la cosmovisión de una cultura, de los espacios actividad y de los límites de los sitios arqueológicos, explicó la arqueóloga.
Sin embargo, en el caso del conjunto monumental Atzompa da cuenta de desarrollo mismo de este asentamiento humano del clásico tardío, según agregaron los arqueólogos Nelly Robles y Miguel Ángel Galván.

En una conferencia virtual de este miércoles, los tres estudiosos abordaron diversos aspectos como la arquitectura y el uso de vasijas en Atzompa, un asentamiento del clásico tardío (500-850 d.C.).
En este sitio, indicó Nelly, se puede distinguir una relación espacial muy clara, en tanto “Atzompa se desarrolla de manera vertical” y en donde la arquitectura también fue muy importante, con residencias y complejos muy completos. “Se la pasaron construyendo y construyeron muy rápido”, expuso la especialista, quien es parte del Proyecto Arqueológico Conjunto Monumental de Atzompa (PACMA).
También compartió que esta característica de sus épocas constructivas se debió a “la enorme experiencia constructiva aprendida de Monte Albán”.
En Atzompa, la producción de cerámica y de vasijas especializadas estaba controladas por las élites, ahondó Nelly sobre piezas como las ollas de gran formato como las halladas en la Casa de los Altares.
Eso es bien interesante porque no se nos había revelado en ninguno de los hallazgos de los hornos de cerámica a lo largo de Monte Albán. No se nos había revelado un contexto tan claro en el que no nos deja duda que esa producción se asocia con familia o familias de élite que viven en una de las residencias de mayor estatus”.
Miguel Ángel Galván Benítez, arqueólogo, agregó que las vasijas eran contenedores de agua, pero también de alimentos y que el agua era algo clave en la planeación urbana del sitio al momento de la construcción. Esto porque en su momento sus habitantes pensaban en el aspecto de satisfacer sus necesidades en la parte alta del sitio para uso agrícola y funcional.