Niza Olivera, pintando y bordando el tiempo

Niza Ortiz Olivera nace en esta época del cambio terrenal del mundo, con una mirada diferente. Realiza sus primeros estudios y al mismo tiempo observa a su familia, quienes también son artesanos. Tan luego observa, piensa como desarrollar sus propias ideas, se entusiasma porque revolotea en su cabeza una madeja de ensueños donde realizarlos, pues desde su infancia ya trae consigo los temas a desarrollar en el camino del arte.

Sus primeros trabajos los inicia bordando, cuando apenas tenía nueve años de edad, en este tiempo es uno de sus tíos quien tiene el dote artístico del bordado y la lleva de la mano para que aprenda a hacer nuevas cosas innovadoras. Así es como ella crece aprendiendo a bordar con lentejuela y chaquira las bolsas de mano para damas y caballeros, pero no desea quedarse con el bordado a mano, también le gusta la danza, de la cual toma clases y baila, como si fuera un trompo.

Ella, con bosquejo de risas, transmite el entusiasmo hacia todas partes, para que el público observe a la nueva artista en su esplendor. Deseando conocer otro ámbito importante, que es la pintura, desarrolla temas de su imaginación, no usando pieles, sino un lienzo, preferiblemente manta, evitando los complementos como la serigrafía, plastificados, pieles de animales que lastimen a la naturaleza. Muestra en sus pinturas creativas, con multicolores vivos, temas simples que complementan una belleza extraordinaria.

También realiza trabajos de bordado para forros de libros o encuadernación y tiene gran aceptación, además es terapia para su vida crear flores frescas, frutas, verduras, especies y óxidos; sustraídos de fierros viejos.

Durante su adolescencia formó parte de Mimesis Jamiming, teatro en donde obligada por la autosugestión, al lado de su compañera y amiga Lucía Almaráz, aprendió a diseñar vestuario y utilería, pintando y cosiendo bordado y más.

A partir del 2013 comenzó a tener pequeños acercamientos con la pintura mediante el graffitis como espectadora de un compañero en las clases, observó cómo pintaban con aerosol, luego vi la forma de encuadernación (la de estilo francés fue la que más le interesó). Obtuvo así la oportunidad de trabajar en este tema en su proyecto con el nombre “Ometéoltl”.

Cretatividad

Niza Olivera está en la edad de la primavera, creando los bordados con el teñido a otro nivel, sobre una forma más artística que cuando inició, ella está mostrando su visión sobre el bordado en bastidores, su pieza más reciente se llama “Aquelarre”, la cual fue expuesta en Galería de Arte Selecto, donde tuvo la oportunidad de exhibir su trabajo con suma belleza, estéticamente hablando. El compuesto fue manta teñida al natural con pericón, cúrcuma y flor de cempoalxóchitl, además tiene una intervención de bordados en diferentes puntadas, temas en la que cuenta una historia sobre la importancia de las mujeres en la vida actual de la sociedad y espiritualidad partiendo desde nuestros ancestros, quienes fueron un santuario de sabiduría.

Me dio gusto mostrar mi trabajo porque creo que en mi juventud permite la sugerencia, la crítica de lo que ocurre con mis obras y en este caso me gusta  que la gente opine, porque me hacen sentir importante en mi obra, coser, pintar, bailar y bordar”.

Critica

Niza Olivera, es una joven muy entusiasta y va camino a traspasar fronteras porque lleva una fuerza de innovación estética. Sobre la obra que presenta y los colores, estos son muy oaxaqueños y los usa de forma creativa a su libre albedrío, pues nadie le impone tal o cual cosa, sino su invención viene en sentir desde la infancia con una imaginación personalizada,  yo le auguro un gran futuro en la proximidad del tiempo para convertirse en una famosa mujer oaxaqueña quien habla a través de su obra.