Rinden homenaje póstumo al teniente coronel José Ventura Gil
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Rinden homenaje póstumo al teniente coronel José Ventura Gil

El recopilador, arreglista y compositor de los sones y jarabes de Betaza falleció en enero de este año; como parte de las fiestas de Guelaguetza, el gobierno estatal lo reconoció


Rinden homenaje póstumo al teniente coronel José Ventura Gil | El Imparcial de Oaxaca
Fotos: Rubén Morales / Este sábado se rindió un homenaje póstumo al teniente coronel músico José Ventura Gil en presencia de su familia y de autoridades municipales de San Melchor Betaza

Con la presencia de su familia y de autoridades municipales de San Melchor Betaza, este sábado se rindió un homenaje póstumo al arreglista, recopilador y compositor de los sones y jarabes de Betaza, el teniente coronel músico José Ventura Gil.

Teniendo como sede el teatro Macedonio Alcalá, en donde hace algunos años ya se le había reconocido su vida y obra, el gobierno estatal, a través de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca (Seculta), recordó al intérprete, compositor, director y arreglista originario de San Melchor Betaza, nacido el 19 de marzo de 1936.

A él se le debe el escuchar, desde finales de los años 50, los sones y jarabes de Betaza en los Lunes del Cerro, durante las fiestas de Guelaguetza. Pero también en múltiples celebraciones desde su estreno el 16 de julio de 1957 en un concierto “bajo el laurel”, con la Banda de Música del Estado de Oaxaca.

En el seno de una familia con tradición musical, el también director y creador de bandas filarmónicas forjó su camino desde la edad de 8 años, con la guía de su padre, Gerardo Ventura Pérez.

Desde sus primeros años, el teniente coronel supo que su vida estaría dedicada a la música y a ello se enfocaría desde el aprendizaje autodidacta o escolarizado en la Escuela de Música de Bellas Artes, en la capital oaxaqueña.

Pero Ventura Gil tuvo una actividad prolífica en las bandas filarmónicas comunitarias de su región, que dirigió desde sus 14 años de edad; en la Banda de Música del Estado (de la que fue parte hasta 1962) y en el Ejército Mexicano (de 1968 a 1988). En casi 80 años de trayectoria, fue director, músico, compositor y arreglista. Su legado abarca casi 100 obras escritas incluso hasta en los últimos días de su vida, hasta que la Covid-19 lo hizo marcharse de este mundo el 22 de enero pasado.

 

Karla Villacaña recordó al músico que supo encontrar en la música su forma de quedarse en el corazón de los oaxaqueños / María del Carmen Ventura señaló que la muerte de Ventura Gil fue perder a un gran ser humano que puso en alto el nombre de Betaza

 

Una de sus obras inéditas fue estrenada en el homenaje al que acudieron su viuda, Elena Reyes; sus hijas: Guadalupe y María del Carmen Ventura Reyes; su nieta, Regina, y demás familiares.

Hoy recordamos al músico que sembró en la tierra oaxaqueña semillas de amor a las tradiciones, a las costumbres y a las bandas comunitarias. Hoy recordamos al artista que forjó en la milicia el carácter para enfrentar todos los retos con disciplina y dedicación. Hoy recordamos al hombre que supo encontrar en la música su forma de quedarse en el corazón de los oaxaqueños”, externó la titular de Seculta, Karla Villacaña Jiménez.

A nombre de la familia, María del Carmen Ventura Reyes, señaló que “hablar del teniente coronel José Ventura Gil es hablar de historia, cultura, de tenacidad, de lucha constante para salir adelante”. Y que “su música refleja su historia de vida”. Como padre, fue recordado como “una persona muy cariñosa, dedicado, pero sobre todo, amoroso. A pesar de su formación militar era muy dadivoso”.

Su muerte, agregó, fue perder no solo a un ícono de la música sino a un gran ser humano que siempre puso en alto el nombre de San Melchor Betaza.

En el homenaje, se interpretaron varias obras emblemáticas del teniente, además de otras piezas icónicas del estado. “Rosalba”, su vals favorito, fue una de ellas. Pero también se escucharon, bajo los acordes de la Banda de Música del Estado, la marcha “Lealtad”, el popurrí de sones “Homenaje a mi pueblo”, el bolero “Te amo”, los valses “Marina” y “Regina”, la marcha “Palacio Nacional”, una de sus más emblemáticas. Y, por supuesto, los “Sones y jarabes de Betaza”, con el acompañamiento de danzantes.

 

En casi 80 años de trayectoria el teniente coronel músico José Ventura Gil, fue director, músico, compositor y arreglista

 

Trayectoria

 

En 1950, con 14 años de edad, la autoridad municipal de San Melchor Betaza lo nombró director de la Banda de Música Municipal. Después, en Estancia de Morelos formó una banda con la que a la par de enseñar solfeo aprendía de tesitura.

En 1957 emigró a la ciudad de Oaxaca, donde se incorporó a la Banda de Música del Estado y se inscribió en la Escuela de Música de Bellas Artes. En ese año compuso y recopiló los Sones y Jarabes de Betaza.

En 1962 volvió a su región, donde se enfocó en la enseñanza en los distritos de Villa Alta, Mixe y parte de la región Chinanteca, donde también formó diversas bandas.

En 1968, fue aconsejado por el maestro Diego Innes y empieza a tocar puertas en la milicia, en donde su estatura (1.55 metros) representaba un obstáculo. Pero fue en la Secretaría de la Defensa donde encontró a un exalumno de su padre, quien lo presentó con el jefe de la mesa de bandas militares.

Fue así como, ante los directores de las diversas corporaciones, mostró su talento y fue dado de alta como cabo auxiliar músico de tercera en la Banda de Música de la 2ª Brigada de Infantería (después Banda de Música del Primer Cuerpo de Ejército) en julio de ese año.

En 1990 funda y dirige la Banda Sinfónica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana, en la que se jubiló con el grado de Teniente Coronel Músico, máximo grado que alcanza un filarmónico dentro de la milicia.

 

Los sones y jarabes de Betaza

 

Estas piezas, que se bailan en los Lunes de Cerro fueron una recopilación del teniente coronel Ventura, quien al ver que se bailaban al “estilo pueblerino”, es decir, sueltas, consideró necesario reunirlas y que su ejecución fuera por parejas. A esas agregó otras de su autoría.

Yo, estando aquí en Oaxaca, en 1957, con la ayuda del señor Ceferino González, seleccionamos esos sones, los junté e hice una recopilación de seis, pero de mi autoría metí dos. Entonces comenzamos a pensar en los pasos, las evoluciones, para que tomaran forma los jarabes”, señalaba en una entrevista de 2015 a EL IMPARCIAL.


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