Celia del Palacio redescubre al liberal Miguel Cruz-Aedo
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Celia del Palacio redescubre al liberal Miguel Cruz-Aedo

La escritora y doctora en Historia presenta el quehacer de un liberal de la Guerra de Reforma olvidado, en su libro No me alcanzará la vida


Celia del Palacio redescubre al liberal Miguel Cruz-Aedo | El Imparcial de Oaxaca
Grupo Planeta reeditó este año el libro No me alcanzará la vida / La novela histórica debe convertir a los personajes en seres humanos. Celia del Palacio

La historia de México está conformada por acontecimientos y personajes claves que fueron forjando el rumbo de esta nación; sin embargo, no toda la gente que participó en las guerras y revueltas alcanzó un lugar de honor en la historia, o como se dice popularmente: “No alcanzaron ni el nombre de una calle”. Tal es el caso de Miguel Cruz-Aedo, un joven originario de Jalisco que se vio inmiscuido en la Guerra de Reforma.

No me alcanzará la vida es una novela histórica escrita por la investigadora y doctora en Historia Celia del Palacio. La primera publicación de la obra data del año 2008; sin embargo, 14 años después, es reeditada bajo el sello de Martínez Roca, perteneciente al Grupo Planeta. En este libro la autora rescata la figura de Cruz-Aedo, un liberal del que poco se ha sabido.

En entrevista con EL IMPARCIAL, Celia reconoce la enorme satisfacción que siente por la reedición de su primera novela: “Sin duda es mi novela más querida; me tomó muchos años escribirla. Y ahora que vuelve a estar al alcance de los lectores, que mucho tiempo la pidieron porque habían oído hablar de ella o la habían leído prestada, me da mucha emoción”.

La novela se divide en dos tiempos: el primero narra la historia de amor entre Sofía, una viuda hacendada de Zacatecas, y Miguel Cruz-Aedo, un poeta y político de Jalisco. Este romance se gestará en la antesala de la Guerra de Reforma. El segundo tiempo es la historia de la investigadora S., una mujer que deja Francia después de una ruptura amorosa, y regresa a México para investigar la vida de Cruz-Aedo, un personaje que —a su parecer— no le hizo justicia la Historia.

 

La investigación para esta novela le llevó muchos años. ¿Cuénteme sobre ese proceso?

—Esta novela fue el resultado de mi tesis de licenciatura, en 1983. Estuve investigando sobre las revistas literarias de Guadalajara del siglo XIX, y fue cuando me encontré con este personaje, que me fascinó; me enamoré profundamente de él y le seguí la pista durante muchos años. Fui a los archivos de Durango, porque Cruz-Aedo fue gobernador de ese estado. Revisé periódicos, documentos y revistas para contar esta historia con la mayor cantidad de datos posibles, ya que todo lo que se cuenta allí son hechos históricos.

 

¿En qué momento decide combinar su labor de historiadora con la de escritora?

—Fue esta novela el punto de partida. Estudié Letras en la Universidad de Guadalajara; siempre quise escribir, pero no sobre historia, y no pensaba que iba a escribir novela histórica. Fue hasta que me encontré con el personaje de Miguel Cruz-Aedo y que me apasioné por las revistas literarias. A partir de ahí se dio mi carrera de historiadora de la prensa.

 

¿Qué ha sido lo más difícil de escribir novela histórica?

—Justamente esta mezcla, pues como historiadora uno tiende a meter muchos datos, pero a veces no son tan necesarios; además, los lectores se enfocan y quieren saber de la acción, de los sentimientos de los personajes, de verlos vivos, no como héroes o heroínas sino como seres humanos; ahí es donde entra la literatura, la ficción.

 

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Para la investigadora y escritora, la novela histórica debe ser fiel a los hechos históricos, pero también debe convertir a los personajes en seres humanos, bajar del pedestal a los héroes y villanos y verlos como personas de carne y hueso, con sentimientos, con errores y aciertos. Entender sus decisiones y situarlos en su contexto.

Celia del Palacio argumenta que con esta novela buscaba retratar no sólo la lucha entre liberales y conservadores, sino representar toda la gama de grises que brindan los personajes históricos, así como las luchas entre los propios liberales, por ejemplo, situación que no le parece nada lejana a lo que se vive actualmente en la política mexicana.

 

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Háblame sobre la construcción del personaje de Sofía, ¿qué le llevó a desarrollarlo?

—Sofía es un personaje totalmente ficcionado, y me dio la libertad de hacerlo así porque no sabemos nada de la vida personal de Miguel Cruz-Aedo, si tuvo novia, mujer; sin embargo, tiene un poema que él dedica a Sofía; de ahí se me ocurrió que ese sería el nombre de este personaje. A lo mejor era un seudónimo o la sabiduría porque Cruz-Aedo hacía mucha referencia a la sabiduría y el conocimiento. Además, este personaje femenino tiene mucho de las mujeres valientes del siglo XIX que acompañaron la Guerra de Reforma, pero sin dejar de acatar las reglas de su tiempo; hace muchas cosas que posiblemente otras mujeres no hubieran hecho.

 

¿Por qué cree que Miguel Cruz-Aedo no logró trascender en la Historia de México?

—Considero que fue porque murió muy joven y actuó en los márgenes, no estuvo en la capital ni en las principales discusiones, sino que estaba desde afuera apoyando la Reforma, como otros muchos. Sus obras tampoco son tan conocidas, sus poemas y discursos se quedaron guardados en las bibliotecas, a diferencia de sus colegas —como Guillermo Prieto— que vivieron más tiempo y participaron activamente en la política.