Viviana Rivero “Las vocaciones las traemos grabadas en el ADN”
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Arte y Cultura

Viviana Rivero “Las vocaciones las traemos grabadas en el ADN”

A los pocos meses esa novela se convirtió en un best seller, y un día encontró en su bandeja de correo electrónico, un mensaje de la editorial que, 14 libros después, la sigue publicando.


Viviana Rivero  “Las vocaciones las traemos grabadas en el ADN” | El Imparcial de Oaxaca

Viviana Rivero (Córdoba, Argentina, 1966) creció en una casa colmada de libros. Su padre fue un escritor que ganó algunos premios, pero nunca vivió de sus escritos; por ello, su madre les decía “aquí nadie va a seguir carreras que tengan que ver con la literatura porque para locos está su padre”. Con los años cada hermano eligió su profesión, y ella se decantó por las Leyes y se convirtió en abogada.

No obstante, las vocaciones nos siguen y nos atrapan en determinado momento y llegó ese día en su vida, en que comenzó a escribir por hobby. Cuando terminó su primera novela, tocó puertas en las grandes editoriales y ni siquiera la voltearon a ver, así que decidió ir a una editorial pequeña y pagar su propia edición. En ese momento no pensaba que se convertiría en una de las escritoras argentinas más vendidas, solo lo hizo y funcionó.

A los pocos meses esa novela se convirtió en un best seller, y un día encontró en su bandeja de correo electrónico, un mensaje de la editorial que, 14 libros después, la sigue publicando. Contado suena fácil y hasta irreal, pero ella, al igual que las mujeres de su nueva novela, tuvo que tomar decisiones; me dice: “un día decidí levantarme a las siete de la mañana, pero no para ir a los tribunales o los juzgados, sino para encerrarme en el estudio de mi casa y escribir”.

¿Tu papá llegó a ver tus libros y hasta dónde has llegado con ellos?

—Sí, él llegó a ver que vendían mucho mis dos primeros libros y siempre me decía “Vivi, disfrutar porque eso no se da siempre”, me acuerdo de esas palabras. Disfrutamos los primeros libros, porque después se enfermó de cáncer y falleció, pero esos dos libros él los leyó antes que nadie, me dio su parecer, fue algo lindo y estoy agradecida por esos años que pudimos compartir siendo colegas.

¿Y tu mamá que les decía que no quería que fueran escritores, qué opina ahora de tus libros?

—Yo le digo en chiste doña Elena (sonríe). Cuando yo decido abandonar mi carrera de abogada, justo en mi mejor momento, mi madre me decía “¿Estás segura de que vas a dejar todo por esto?” ella se preocupaba, pero con el tiempo ahora disfruta. Tengo un libro que se va a hacer una serie, se llama Zafiros en la Piel, y ahí aparece la historia de mi madre; le pedí permiso para ver si ella me lo contaba, me dijo que sí, y bueno cuando fue la presentación de ese libro, la llevé y la gente me preguntaba por la protagonista, se querían sacar fotos con ella y ella feliz. Creo que ese fue el día que se amigó con que yo sea escritora (risas).

Creo que en el fondo ella ha sido una de tus grandes lectoras ¿no?

—Sí, mi madre siempre lee mis libros, mi hijo, mi hija, y siempre me parece importante su parecer, porque mi madre no quería que nosotros fuéramos escritores, pero ella es lectora y siempre la mesa del domingo giraba en torno a autores, a novelas que estábamos leyendo y las comentábamos, así que su opinión es importante.

¿Qué recuerdos te traen esas sobremesas de domingo de las que me cuentas?

—Siempre buenos recuerdos, mi casa estaba llena de libros, porque mi padre tenía tantos libros que no sabíamos ni dónde ponerlos y para mí eso era Disney, el olor a libros, (se ríe al recordar y dice) es que los libros en papel tienen un aroma que es inconfundible, y los libros de niños ¡yo no me los olvido más!, aprendí a leer antes de ir a la escuela porque me regalaron un libro que tenía muchas letras y pocos dibujos, yo quería saber qué eran esas letras y perseguí a mi madre mientras estaba haciendo cosas en la casa y me iba diciendo como se pronunciaban las letras, hasta que aprendí a leer. Ese libro lo tengo en casa, lo leyeron mis hijos y supongo que alguna vez, si tengo nietos, lo leerán.

Pero cómo no ibas a ser escritora con esa infancia ¿Crees que la infancia sea destino?

—Sí, creo que todo lo que pasa en la infancia nos marca mucho. Al ir creciendo podemos aprender a desechar lo malo y a tomar lo bueno que nos ha pasado y podemos usarlo. Dicen que el pasado es el abono a nuestro presente, no debes tenerlo ni afuera ni adentro, tienes que enterrarlo, pero tiene que ser el abono para que nazcan nuevas cosas. También dicen que la vida es como cuando manejas un coche, adelante el futuro, cada tanto miras el espejo retrovisor, ese es el pasado; pero no puedes conducir mirando todo el tiempo el espejo, entonces sí la infancia es importante, marca y define, pero está en nosotros poder desechar de una manera sana lo malo, lo que no construye.

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Su nueva novela se titula Una luz fuerte y brillante (Planeta/2021) a pesar de ser extensa, está narrada con la pericia descriptiva de una serie de televisión, rápidamente envuelve al lector; lo lleva a sumergirse en los cruentos momentos de la guerra siria y en todas las dificultades que se dan cuando en medio de la destrucción nace un amor, más si este es entre un hombre de occidente y una mujer de medio oriente, cuya propia cultura los separa.

Rivero, al conocer a una pareja de sirios que había huido de la guerra, decidió investigar y hacer esta novela, pues dice “nosotros que sí tenemos voz, tenemos la responsabilidad de contar y hacer conocer estas historias, para que la situación de estas mujeres de Medio Oriente alguna vez pueda cambiar”.

¿Qué valor adquiere la libertad en nuestro mundo occidental?

—El libre albedrío con el que nacemos es el regalo más grande que nos da la vida, porque tú construyes la vida como quieres, tal vez no sale bien, pero la construiste tú.

@Urieldejesús02