Hiram Ruvalcaba: “El vínculo que une a un padre y un hijo va más allá de la justicia”
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Hiram Ruvalcaba: “El vínculo que une a un padre y un hijo va más allá de la justicia”

Con Padres sin hijos, Hiram Ruvalcaba (Zapotlán el Grande, 1988) ganó el Premio Nacional de Cuento José Alvarado 2020, convocado por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Su libro se…


Hiram Ruvalcaba: “El vínculo que une a un padre y un hijo va más allá de la justicia” | El Imparcial de Oaxaca

Con Padres sin hijos, Hiram Ruvalcaba (Zapotlán el Grande, 1988) ganó el Premio Nacional de Cuento José Alvarado 2020, convocado por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Su libro se trata de un conjunto de ocho cuentos que exploran la paternidad fallida, relatos llenos de tensión, crudos y reales, que nos hacen reflexionar sobre estereotipos, miedos y heridos, en torno al significado de ser papá:

Tu libro Padres sin hijos ganó el Premio Nacional de Cuento José Alvarado 2020 ¿Qué representa esto para tu carrera literaria?

—Ganar un premio siempre es un placer; me sumó como autor publicado nada más en el norte, pero para mí es un honor traer de nuevo los reflectores al sur de Jalisco, porque hacía rato que no había ganadores de premios, y tuvimos grandes nombres como José Luis Martínez, Juan José Arreola, Juan Rulfo, puros pesos pesados. De repente se dejó de producir literatura y ahora existe un movimiento que está produciéndose y para mí es un orgullo que a través de mi trabajo se vea la tradición narrativa que tenemos.

Llama mi atención que dedicas el libro a tu papá, tu hermano y a tu hijo, eso quiere decir que tu cronología paterna no está alterada, pero la de tus personajes sí. ¿Por qué explorar estas paternidades rotas en el libro?

—No son cuentos autobiográficos, pero sí hay muchas preguntas que surgieron durante las relaciones de paternidad que tuve cerca, y cada una está llena de sinsabores, de preguntas, de problemas que me obligan a cuestionar sobre cuáles son los aspectos que hacen que una relación de padre e hijo funcione o que deje de funcionar.

¿Estas ideas de la paternidad que exploras en el libro ya las tenías o cuando te convertiste en padre fue que comenzaste a darte cuenta?

—En una calle de mi barrio vivían siete señoras, todas con hijos, que fueron abandonadas por sus maridos; ellos se fueron al norte y se hicieron perdedizos. Y un niño que crece sin una figura paterna, difícilmente va a tener una vida completa, no todos, pero es muy difícil. No solamente es perder la figura paterna, es tener la conciencia de que tu papá te abandonó. Seguramente hay excepciones, no lo voy a poner siquiera en juicio, pero en mí experiencia la figura paterna fallida, pues deja huellas profundas en la sociedad a la cual pertenece.

¿Entonces has podido ya dar alguna respuesta a qué sostienen la relación padres e hijos?

—No. Pienso que la crianza debe ser amorosa y comprensiva. No te voy a decir que esa es la respuesta porque de repente uno puede ser amoroso y comprensivo, y las cosas salen mal. No hay respuestas, más bien hay preguntas, que son las que finalmente producen la literatura. La literatura que da respuestas son los libros de autoayuda (risas) aquí lo que yo propongo es que el lector no dé por hecho que lo que está leyendo está bien.

Hay excepciones, pero generalmente son las relaciones paternas las que más fallan ¿Por qué crees?

—Creo que tiene que ver con la educación sentimental. Si te fijas, los hombres no tenemos redes de apoyo emocionales, desde morros te dicen “no llores, porque los hombres no lloran”, “trágate tus miedos porque no puedes mostrarlos”. Nos falta una red emocional que la mayoría de las mujeres sí sabe darse. Yo me acuerdo de mi tía, que siempre que tenía un problema se iba con sus amigas a platicar y eso es muy sano, porque quiere decir que tienes una fuga para la emoción que te está carcomiendo. Los hombres, no; si alguien se queja de algo emocional, te dicen “no seas joto, cabrón” o “ármate de huevos”, y finalmente qué genera esto: que no sepamos canalizar la ira y la violencia. Además, el hombre tampoco es educado para la crianza, y pienso que deberíamos normalizar que los niños también carguen muñequitos y decirles “tú algún día podrás elegir ser papá y ojalá te comprometas con esa responsabilidad”. El mundo está cambiando y las ideas también.

¿Crees que los hombres sean de alguna manera víctimas de esta concepción social machista, que dicta cómo debe de ser?

—No voy a decir víctimas, creo que somos construcciones de estas ideas. Me pongo a pensar en muchas cosas que a uno como hombre se le exigen, una de las principales es “no llorar” o expectativas como “tienes que ganar mucho dinero”, “como hombre debes de ser exitoso, sino eres poco hombre” y esto es una parte que mezcla la sociedad patriarcal y el capitalismo. El dinero es necesario, pero eso no te tiene que definir como hombre, ni el ser rudo, ni el escuchar cierto tipo de música. Te decían “no puedes usar rosa porque no es un color de hombres”, eso es algo que cambió no hace mucho, los hombres empezamos a usar rosa con normalidad desde hace 10 o 15 años. Fíjate nada más todas esas cosas que nos han hecho detenernos y no darnos cuenta que muchas de las cosas que nos enseñaron no eran ciertas. Es un proceso que implica muchas preguntas.

En uno de tus cuentos, el hijo es un asesino desaparecido y el padre se desvive por encontrarlo, dice “un hijo sea bueno o sea malo, duele lo mismo” …

—Para este cuento en particular reflexioné sobre la cantidad de niños sicarios, es un fenómeno del que no se habla mucho, pero México está lleno de niños sicarios. ¿Qué pasa con los papás de estos niños? ¿Qué pasa si tú te das cuenta que tu hijo está involucrado en esto?, los hijos son un reflejo de los padres, pero también a veces las cosas no salen como esperabas. En mi familia tuve un primo que lo metieron al bote, fue el escándalo, pero platicando con mi tío, me dijo “yo fui a los separos por mi hijo y a mí no me importó que fuera culpable, yo fui a defender a mi hijo, porque el vínculo que nos une va más allá de la justicia”; cuando me dijo eso me quedé sorprendido y me llevó a preguntarme ¿Qué somos capaces de hacer por nuestros hijos cuando trascienden las barreras de la justicia social?

@Urieldejesús02